Woody Allen tenía como objetivo rodar su película 50 y lo ha conseguido con Golpe de suerte, una comedia negra que ha filmado en París y, por primera vez, en francés. Aunque lo ha dejado caer, no tiene decidido si será la última de una extensa carrera que comenzó en 1966 con Lily la tigresa (Filmin).
A punto de cumplir 88 años, todavía tiene fuerzas para seguir detrás de la cámara, pero todo dependerá de la financiación que pueda encontrar para poner en marcha un nuevo proyecto. Buscar el dinero se ha convertido en "un dolor de cabeza", ha llegado a declarar el director neoyorkino, refugiado en Europa tras unos años difíciles por las acusaciones de abuso sexual vertidas por su hija Dylan Farrow que él siempre ha negado.
En su último trabajo, Allen habla de amor, infidelidades y, sobre todo, azar. Porque el cineasta hace una reflexión acerca de la importancia de la suerte en nuestras vidas y las de sus personajes. La historia parte de Fanny (Lou de Laâge) y Jean (Melvil Poupaud), un matrimonio ideal que salta por los aires cuando ella se topa por la calle con Alain (Niels Schneider), un antiguo compañero de su instituto.
La nueva 'Match Point'
Su nuevo amor le lleva a replantearse toda su vida en una comedia de enredo con crímenes de por medio que ha tenido un buen recibimiento en el Festival de Venecia y que, dentro de la filmografía de Allen, tendría en Match Point (Prime Video) su referente más próximo.