El regreso de Jorge Javier Vázquez a Marrakech, el lugar donde hace unos años sufrió un ictus "y casi la palmo" le ha llevado a hacer un viaje reflexivo sobre la nueva etapa que comienza después de cerrar otra con "nubes negras en la que no han abundado ni las risas ni las alegrías". "La desesperanza me ha ganado muchas veces la partida y he encontrado poco consuelo en lo que antes me provocaba gustito", afirma.
Este análisis que hace Jorge Javier Vázquez también afecta a su faceta profesional, precisamente cuando su programa, Sálvame, vive una situación complicada en Mediaset después de que la nueva dirección de la cadena haya aprobado un nuevo Código Ético que pone contra las cuerdas a este programa por sus contenidos y también por las prácticas habituales de presentadores y colaboradores.
En este contexto, llama la atención lo que Jorge Javier escribe en el blog que publica en la revista Lecturas. "Digo adiós a una época vibrante en la que el trabajo no me dejaba tiempo para pensar", escribe el comunicador, que acaba de anunciar el lanzamiento de un vídeo blog al margen de su trabajo en Mediaset. "Vivía encadenando audiencias millonarias, instalado en una ola frenética de sensaciones que me zarandeaba con fuerza de una emoción a otra", continúa el filólogo catalán. "Fueron años tan divertidos como apasionantes. Me bebí la vida a borbotones. Pero ya todo eso pasó y no lo echo de menos. No quiero volver ahí. Ya estuve".
El presentador de Sálvame, que este martes faltó a su cita en el programa de Telecinco, prosigue con este relato sobre su universo laboral. "Dejo atrás de manera consciente una época en la que he ido enlazando un proyecto profesional tras otro porque necesitaba esa adrenalina que ofrece un reto para seguir levantándole por las mañanas. No sabía vivir de otra manera. Durante muchos años la vida ha sido para mí solo eso: sentir de manera extrema".
Jorge Javier reconoce que ese ritmo tan intenso no le ha permitido prestar atención a otros aspectos de su vida personal. "Pero se acabó lo de compaginar televisión con una obra de teatro y arañarle tiempo a los días y las noches para escribir un libro. Ya sé el gustito que genera levantarte con audiencias estratosféricas. Conozco la incomparable sensación que te produce una ovación de un teatro abarrotado", continúa. Y admite: "Ahora que no tengo ni lo uno ni lo otro me resulta muy tranquilizador pensar que no lo echo de menos".
Jorge Javier se propone, ahora, dar valor a esas cosas que se dan "por supuestas", como "despertarse por las mañanas, hablar con tu madre, disfrutar de charlas reparadoras con un café o pasear siendo consciente de lo maravilloso que es el camino".