Las supuestas grabaciones de Gustavo, el chófer y hombre de confianza de María Teresa, registrando conversaciones comprometidas de las Campos desde hace décadas, no logran resolver la grave crisis de audiencia de Telecinco, que lucha por no bajar del 10 % en lo que va de enero, frente a un sólido 14% de Antena 3 y con La 1 pisándoles los talones a solo un punto. Son muchas las horas de televisión que Telecinco ha conseguido llenar la semana que acaba con este argumento.
Este viernes (último dato disponible), Sálvame limón hizo un 11.1%, cuatro décimas por debajo de la media de la cadena, y Sálvame naranja marcó un 13,6% y 1.271.000 adeptos. Por dar una referencia, Sonsoles Ónega, que no compite ya en la misma franja, rozó el 15% y reunió de media a casi un millón y medio de espectadores. Lo peor para Mediaset son los dos nuevos concursos que ha lanzado: 25 palabras sobrevive con un discreto 8,8% antes del estreno de Christian Gálvez este sábado en prime time, con doble entrega. El caso de Reacción en cadena es aún peor, pues su última marca es de un lamentable 6,6% y todo apunta a que el formato presentado por Ion Aramendi desaparecerá en cuanto los programadores de Telecinco encuentren una alternativa, bien con la llegada de Paz Padilla y moviendo las fichas, o alargando Sálvame. Todo ello, y el triunfo arrollador de Pasapalabra en Antena 3, que marca cifras por encima del 25%, dejan al informativo de Piqueras a los pies de los caballos, en la tercera plaza tras el Telediario de La 1 y el imparable Vicente Vallés, que multiplica por 2,5 los espectadores del informativo de Telecinco. Y luego llega el prime time.
La versión Deluxe de la historia en torno a las grabaciones de Gustavo el chófer no ha funcionado demasiado bien: el plato fuerte era el polígrafo a Kiko Hernández, que se supone demostraba la veracidad de las acusaciones contra el chófer de marras. Pero no atacó la máquina de la verdad al ex gran hermano como ha hecho con otras víctimas. Fue más bien como un masaje de yogur por los güevos a Kiko Hernández. Lástima que no le preguntara por su cáncer de páncreas, aunque solo fuera para saber cómo se encuentra años después de confesar en la misma cadena que padecía tan terrible enfermedad. No es que nos creamos a pie juntillas los resultados del aparato que vertebra esa feria de los embustes, pero hubiera sido interesante verle la cara al protagonista.
La cuestión es que el prime time presentado este viernes por Jorge Javier Vázquez tras el final del Mediafest contó además con una amiga de Olga Moreno, Lara Dibildos o Marlène Mourreau, pero la oferta más importante del teatrillo eran las verdades y mentiras de Kiko, testadas por la máquina de la verdad de Conchita (en nómina desde hace muchos años de La Fábrica de la Tele). Los datos del audímetro, que miente menos que el polígrafo, dicen que se quedaron a más de seis puntos de cuota de pantalla de su rival en Antena 3: El desafio, con un 18,2% de cuota de pantalla, aplastó a Viernes Deluxe, que no llegó al 12%.
Ni una sola prueba hasta el momento, solo testimonios
Se supone que Kiko Hernández ha provocado una crisis en la familia Campos, con Terelu y Carmen Borrego prestándose a formar parte de la función. Pero después de señalar a Gustavo, el chófer de María Teresa, como el topo que graba a la familia y filtra información a la prensa, no hay sobre la mesa más pruebas que sus propios testimonios y el de un paparazzo contratado por la misma empresa que produce el programa.
Por mucho que pretendan vendernos como prueba irrefutable las preguntas de Conchita y su polígrafo, nada demuestra las acusaciones de Kiko. Los espectadores no han podido ver un solo documento ni escuchar un solo audio que demuestre la tesis de Kiko: que el chófer ha grabado a su jefa y a su familia, que ha dado chivatazos a los medios, y que ha sacado beneficio económico de estas presuntas deslealtades. Lo cual no significa que no lleguen en el futuro pero tampoco sería una gran novedad que en el clan se burlan de Carmen Borrego a sus espaldas, que la llaman potota, que se las tiene con su hijo y su nuera, o que su sobrina se refería a ella como El Cochero de Drácula, y tantas y tantas cuitas ya conocidas.