Cada mañana, los jerifaltes de las televisiones analizan bajo sus lupas las audiencias obtenidas el día anterior. Este jueves, como viene siendo la tónica desde hace más de un año, Antena 3 pulveriza a Telecinco hasta el punto de que la principal cadena de Atresmedia suma ella sola más audiencia que la suma de Telecinco y Cuatro, las dos primeras cadenas de Mediaset, la filial española de Berlusconi que desde hace 24 años ha pilotado Paolo Vasile como consejero delegado y padre padrone de la cotizada.
Los triunfos del antropólogo romano durante este cuarto de siglo han sido muchos y muy importantes, pero con luces y sombras, claro. Las luces son el dinero que ha ganado en estas dos décadas y media, y entre las sombras están la imagen de la televisión que hace, algunos escándalos que han traspasado el plano mediático y están o han estado en los tribunales, y que la cotizada vale al final de su mandato, en el umbral de 2023, la mitad de lo que su valor bursátil sumaba cuando llegó a Fuencarral el italiano. En todo caso, como el propio Vasile dice, "el éxito no tiene opiniones, solo son resultados, como las notas del colegio". Efectivamente, Paolo no es ya el primero de la clase.
Si es cierto lo que suelen decir los empresarios patanegra (eso de que uno vale lo último que ha hecho), la brecha de audiencia de Mediaset frente a Atresmedia, su principal rival, se agranda preocupantemente, y la herencia que deja Vasile es un problemón que sus sucesores deberán resolver pero que no parece tener fácil solución.
Nadie mejor que el propio Vasile para explicar lo ocurrido, de ahí que haya que felicitar a la revista Esquire por haberle entrevistado en su número de este mes, que acaba de llegar a los quioscos y cuya lectura recomendamos encarecidamente.
En la citada publicación, Vasile defiende que bajo su gestión la cotizada se ha hinchado a ganar dinero: "Mediaset no tiene que ser salvada", dice. "Tiene que ser conservada como es", sostiene, y da una razón: "Gana entre 170 y 200 millones al año". Añade en su defensa el fortunón que ha ingresado la empresa: "Creo que son 3.700", matiza el ejecutivo, que se bate en retirada a sus 69 años y que atribuye el punto de inflexión de su acierto "en la introducción del reality". Cuenta Vasile en la entrevista de su despedida que llegó a Mediaset porque su mujer le convenció para que aceptara pero asegura que él no quería.
También defiende a su jefe, el controvertido empresario y ex primer ministro Berlusconi, por el que dice sentir "amor, por la persona, por su aspecto humano" y proclama su orgullo por haber sido capaz de hacer compañía a la gente metiendo en sus salones películas, series y a Jorge Javier Vázquez o Belén Esteban. "Hay una pandemia que es la soledad. Hemos aliviado el aislamiento haciendo sentir a la gente que pertenecía a un mundo, a la comunidad de los que ven un programa", defiende, a la vez que admite que la gente también odia, pero que "lo niegan por hipocresía", dice. "El buenismo es una de las cosas más vomitivas. Mi padre me decía: "Guardati dai buoni".
Su deseo es "morir en un segundo"
"Vivo una tormenta emocional muy grande porque nada es suficiente", confiesa, y justifica haberse dedicado a contar la vida privada de las personas explicando que "hay una actitud instintiva del ser humano de ocuparse de las cosas de los otros". Respecto del inmenso poder que ha tenido, admite Vasile que se ha sentado con todos los presidentes de Gobierno, aunque no le preguntan con cuál le ha ido mejor. Probablemente no lo hubiera contestado. Eso sí, dispara a los políticos definiéndoles como personas que trabajan "para que los vuelvan a elegir" y no para la gente. "No he visto un movimiento político preocupado por dar a la gente lo que necesita", afirma el amigo de Berlusconi. "¿Cuánto está pensando en su pueblo uno que manda a sus ciudadanos a morir?", se pregunta Vasile tras recordar la invasión rusa de Ucrania. Y sentencia: "El voto cuenta muy poco. El mundo está condenado a la oligarquía".
Sus presentadores favoritos
Cuando le preguntan si tiene presentadores favoritos, se va por peteneras pero habla de su familia: "Tengo tres hijos, cinco nietos y una mujer. La única preferida es mi mujer", contesta. "50 años con la misma mujer y 40 en la misma empresa. Soy alguien con una vida inmóvil", reconoce antes de desvelar el consejo que les da a sus estrellas: "No sé si os odiáis, lo importante es que no se note", les dice a Ana Rosa Quintana, Jorge Javier y compañía, un consejo que últimamente no están cumpliendo. Preguntado por su deseo, Paolo Vasile se vuelve humano y hasta parece sincero: "Morir en un segundo es mi deseo más grande. La enfermedad es como una bomba nuclear. Invade toda la familia. No tengo miedo a la muerte. Tengo miedo a estar mal". Palabra de Vasile.
La salud saltó a los medios tras la noticia de su relevo al frente de Mediaset. El ejecutivo desveló que ha sufrido varias intervenciones quirúrgicas, problemas con los riñones y que padeció un cáncer que mantuvo en secreto. Todo eso se une a frases como estas: "Todo lo que podía dar se lo he dado a la familia Berlusconi, todo mi tiempo y toda mi pasión. Podría morir en cualquier momento", dijo este martes. "Si me muero mañana no es gran cosa. Puedo presumir de que en toda mi vida he tenido muchísima suerte", afirmaba casi a punto de las lágrimas.
El romano confesó que ha pasado por tres operaciones, "dos pequeñas y una grande". El directivo, poco dado a exponerse en exceso, sacó a relucir en sus comparecencias con la prensa su salud, aunque positivando siempre: "El dolor también sirve para expiar los pecados", dijo. Paolo Vasile ha vivido durante medio siglo el calvario de uno de los peores sufrimientos, el provocado por tener piedras en el riñón. Además, superó un cáncer de próstata, aunque quiso ocultárselo a su equipo, tal vez por no generar inquietud en los mercados. Al fin y al cabo, Mediaset es una cotizada.
Vasile incluso justifica las sórdidas sombras de Berlusconi con la ley con argumentos propios de los colaboradores de sus programas verpertinos: "En la historia de la humanidad las grandísimas personas no eran perfectas", dice, para rematar con un 'y tu más': "Andy Warhol, el artista más grande de la era moderna, tenía lados oscuros", comentaba este ejecutivo. "No quiero absolver cualquier pecado, pero todos los grandes personajes de la historia han tenido algo imperfecto", repite.

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