Hay presentadoras que son mucho más que un busto parlante. Su presencia ante las cámaras de televisión representan toda una imagen de marca, un concepto, un símbolo. El vínculo del espectador con una cadena de televisión. Ocurría con Ana Blanco y también con Anne Igartiburu, dos iconos de TVE que ahora mismo están fuera de juego.
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La cadena pública ha prescindido de la mítica presentadora de Corazón para dar las Campanadas de fin de año. En su lugar lo harán Ana Obregón y Los Morancos. Igartiburu se queda fuera después de 17 años al frente de la retransmisión más importante de la televisión. Era una institución en la Puerta del Sol -igual que su vestido rojo Caprile- y un valor seguro para pasar de un año a otro.
Igartiburu comenzó a retransmitir las Campanadas en TVE en 2005. Desde entonces, su figura en el balcón de Sol ha estado acompañada por diferentes presentadores de la cadena, desde Ramón García a Imanol Arias, los jueces de Masterchef, Roberto Leal o Jacob Petrus, que el año pasado tuvo que sustituir a última hora a Ana Obregón. Ver las Campanadas en La 1 con Anne era como seguir el sorteo de la Lotería de Navidad a través de TVE. Lo puede emitir otra cadena, sí, pero sintonizar la pública esa noche era un ejercicio de confianza y seguridad. Con Anne todo estaba bajo control y no había margen para el error ni la confusión entre el carrillón, los cuartos o las 12 campanadas. Sí es cierto que durante los últimos años TVE tuvo que hacer frente a la pujanza de Antena 3, cada vez más fuerte por el fenómeno de Cristina Pedroche. La privada, finalmente se impuso durante las últimas Campanadas como líder de audiencia.
Ana Blanco, una institución que está fuera de los Telediarios
La desaparición de Anne Igartiburu de la Nochevieja de TVE supone el adiós de uno de los grandes pilares de la cadena. El otro era Ana Blanco, que también quedó fuera de los Telediarios hace tres meses. Dijo que fue a petición propia y para afrontar nuevos proyectos que, de momento, no han visto la luz. La mítica periodista llevaba 30 años al frente de los informativos y su presencia en el estudio representaba, como Anne, mucho más que una presentadora que leía las noticias mirando a cámara.
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Blanco relató a los españoles 30 años de información: cambios de Gobierno, crisis económicas, guerras, JJOO, elección de nuevos Papas... Ver a la bilbaína al otro lado de la pantalla transmitía confianza, credibilidad, seguridad y, sobre todo, representaba una imagen de marca. Ella era TVE porque reunía los valores que la cadena pública quería transmitir. No hacía falta ningún eslogan porque, además, lo hacía de una forma reconocible con una imagen (y un corte de pelo) que estaba absolutamente ligada a una cadena.
Con la desaparición de Ana y Anne, La 1 pierde a sus dos presentadoras más representativas, una en el universo de la información y la otra en el entretenimiento. Igartiburu resiste en Corazón, un programa que también ha visto reducida su presencia en parrilla con una edición que se emite solo en fin de semana.