Mar Regueras era un fija en la televisión que se hacía a finales de los noventa. Trabajó durante años -Grand Prix, Música Sí, El gran juego de la oca, El Comisario, Herederos, Hospital Central-pero lleva tiempo absolutamente desaparecida de los medios.
"Yo me he tirado más de una década sin trabajar, pasándolo bastante mal, sinceramente", reconoce la artista en una entrevista que ha concedido al programa Socialité. "No entendiendo nada, porque cuando cumples 40, de repente, parece que te has hecho un hueco en la profesión, que todo el mundo de alguna manera te reconoce y, de pronto, deciden pararte", lamenta.
"A mí me han preguntado si me he retirado. Pero no. En todo caso me habrán retirado. Sigo en activo, pero hoy en día no vivo de esto", afirma sobre una situación que le ha llevado a buscarse la vida fuera de los escenarios y de los platós de televisión. "Hay un momento en el que dices: 'Bueno, no voy a estar dándome contra la pared, puedo hacer muchísimas cosas'. No vivir de la interpretación no significa que se acabe el mundo. Ahora mismo estoy trabajando en una notaria y he aprendido otro oficio. ¿Qué me gustaría trabajar de lo mío? Pues sí", declara.
"Ramón García me lo hizo pasar un poco difícil"
Uno de sus trabajos más conocidos, al menos el que mayor popularidad le dio, fue su labor como azafata y copresentadora del Grand Prix, el exitoso concurso que lideraba Ramón García en TVE. "Mi experiencia fue buena, aprendí muchísimo", explica sobre aquel proyecto. "Cierto es que Ramón en algún momento me lo hizo pasar un poco difícil porque era un profesional como una copa de un pino, pero también muy exigente", admite Regueras, que no da más detalles.
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Después de aquel programa, debutó como actriz en El Comisario, una serie que se convirtió en su escuela. "A día de hoy mantenemos un chat de El Comisario donde estamos todos. Esa es una cosa muy tierna". Más tarde llegó su salto al cine, donde llegó a conseguir una nominación a los Goya por su trabajo en la película Rencor. "Lo más bonito es que te nominen los compañeros, que tus compañeros de profesión crean que ese trabajo es bonito", explica, aunque esa candidatura no le sirvió para continuar con su carrera. "Una nominación a un Goya... ¿para qué? ¿Para tenerla en el trastero?", lamenta.