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'Corriere della Sera': las claves del prestigioso periódico italiano que está a punto de cumplir 150 años de historia

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Nada más llegar destinado a Milán a finales del pasado siglo, como director de la Oficina de Turismo, mi mujer se tomó muy en serio aprender italiano, que seria su quinto idioma. Le recomendé que se suscribiera a Corriere della Sera, el gran diario milanés, porque así además de aprender el idioma se informaría sobre la política italiana y sobre la excitante vida cultural de la capital lombarda.

Al cabo de un par de meses exclamó llena de júbilo: "Por primera vez he entendido todo el editorial del Corriere". Hazme un resumen, le pedí. Su expresión de alegría se transformó en otra de inseguridad: "Lo que he entendido son todas las palabras del editorial, pero no lo que quería decir". Bienvenida al Corriere. Sin duda has avanzado mucho en el italiano, pero para comprender al Corriere hacen falta también otras habilidades. Todos entienden lo que dice el cotidiano editorial, siempre firmado, pero no están de acuerdo en lo que quiere decir.

Desde su título El Mensajero de la Tarde -por supuesto se publica por la mañana- hasta su ideología -se supone que de centro derecha- admiten distintas interpretaciones. Sobre esto último le pregunté a Ferruccio de Bortoli, por aquel entonces director del periódico, en una cena en casa de mi amigo Sebastiano Grasso, jefe de las páginas de arte, y la respuesta no pudo ser más clara: "El Corriere es progubernamental". Claro que habría que matizar que casi siempre. Solo unos años más tarde, el cotidiano milanés lo dejó de ser al cargar contra Berlusconi, incluso con un editorial en primera página del director de entonces, Paulo Miele. Noventa años antes, el histórico Luigi Albertini- 25 años al frente- fue obligado por el fascismo a dejar la dirección.

Desde los años 50 es el periódico más importante de Italia. Cuando fue fundado en 1876 su misión era representar los intereses de la burguesía industrial milanesa. Casi 150 años después ha extendido su campo para incluir a sectores no industriales y a espacios geográficos más amplios.

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El Corriere no puede ser considerado un periódico afín a la Democracia Cristiana, el partido "gubernamental" de la Italia de la segunda mitad del siglo XX. De hecho, Giovanni Spadolini, director del diario (1968-1972) fue, años después, el primer presidente del consejo de ministros (1981-1982) que no pertenecía a la DC. Era del Partido Republicano Liberal. El Corriere tampoco fue berluscoliano.

Las grandes firmas nunca dirigieron el periódico. Es un trabajo en el que la gerencia es lo fundamental ya que la redacción que va a su aire. Las firmas: Gabrielle D'Annuncio, Eugenio Montale, Italo Calvino, Pier Paolo Pasolini, Oriana Fallaci y el más grande Indro Montanelli, eran de diversas ideologías por lo que no era extraño leer en las columnas del diario una posición política y su contraria sin que el lector apreciara contradicciones.

El caso más representativo es, como es bien sabido, el de Montanelli, que pasó de fascista a simpatizante comunista. Después de recorrer el mundo como corresponsal, regresa al periódico del que se va por motivos ideológicos en el 73. Se declara "anarco conservador" y recomienda "taparse la nariz para votar a la DC" pero termina su vida periodística otra vez en el Corriere en el que escribía su preciosa columna "la stanza (habitación) de Montanelli", hasta su muerte en el 2001.

Desde que Draghi es presidente del consejo parece de verdad progubernamental

Desde mi llegada a Milán, el citado Sebastiano Grasso fue mi guía y mi mentor en una ciudad que mira hacia dentro. Gracias a él conocí los difíciles entresijos y las rutas más cortas -por supuesto no son las rectas- para llegar a los destinos deseados.

Como acababa de publicarse el libro Destination Spain con los mejores artículos de viajes publicados en el New York Times, que se había sido un éxito, le propuse repetir la operación pero con artículos sobre la cultura española tan apreciada por la clase intelectual italiana.

Grasso dedicó más de un año a la selección y edición de los artículos del libro titulado Destino España. Una crónica cultural. La lista de los autores es impresionante: Rafael Alberti, Carlo Bo, Anthony Burguess, Federico Fellini, Claudio Magris, Eugenio Montale, Alberto Moravia, Leonardo Siascia y, por supuesto, Montanelli. Se público en el 2004. Ferrucio de Bortoli, que había dejado la dirección en el 2003, escribió un prólogo. Y en una demostración de cómo la realidad se acomoda a las circunstancias, Stefano Folli, que le sustituyó en la dirección, escribió otro.

Han pasado los años y sigo echando una ojeada al Corriere de vez en cuando. No cabe duda de que es un gran periódico y desde que Draghi es presidente del consejo parece de verdad progubernamental.

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