La gala de los Oscar sigue cosechando malos datos de audiencia -sufre una tendencia negativa desde hace años- a pesar del ruido que generó el bofetón de Will Smith al presentador Chris Rock en pleno directo, una agresión que levantó a los espectadores del sofá mientras seguían la entrega de premios que encumbró a CODA.
La 94 edición de los Oscar reunió este domingo unos 15,4 millones de espectadores, según los datos preliminares, y un rating de 2.9 en el grupo de edad de adultos de 18 a 49 años, que es el segmento de referencia en EEUU.
Esta marca supone una mejoría respecto al año pasado, cuando la gala cayó a su peor dato de audiencia de la historia (9,8 millones) con una ceremonia reducida y deslucida a causa de la pandemia. Pero si se compara con la edición de 2020, la última que se emitió antes de la irrupción de la Covid, la entrega de premios de este año sufre un considerable desplome.
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En aquella ocasión, con el triunfo de Parasite, los Oscar reunieron 23,6 millones de espectadores, un dato que ahora podría darse por bueno pero que entonces hizo saltar las alarmas por tratarse del peor resultado de todos los tiempos para un evento que lleva tiempo en caída libre (desde 2015 fundamentalmente).
Para este año, la cadena ABC trató de aligerar la ceremonia sacando de la escaleta ocho premios considerados menores que emitió enlatados con el objetivo de que la gala tuviese más ritmo. Sin embargo, los Oscar volvieron a recibir críticas por ser una gala con poca emoción televisiva. En cualquier caso, todo quedó trastocado por el bofetón de Will Smith al humorista Chris Rock.
Ese instante disparó la atención de los espectadores pero no lo suficiente como para recuperar la audiencia de años antes, cuando los Oscar eran todo un evento televisivo en EEUU (y fuera del país). Lejos quedan los 55,3 millones de espectadores que los premios lograron en 1998 con el arrollador triunfo de Titanic. Aquella edición fue la gala más vista de unos galardones que paerce estar obligados a reinventarse.