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Ana Obregón cumple 67 años: de una vida que se apagó en mayo de 2020 a su renacer para honrar el legado de su hijo

Nunca le ha gustado hablar de su edad y siempre ha esquivado desvelarla en público, pero este viernes 18 de marzo, Ana García Obregón cumple 67 años. Lo hace rodeada de su padre, Antonio García, y de sus hermanas, que no le han soltado la mano en estos últimos años tan complicados marcados por la muerte de su hijo en mayo de 2020 y por la de su madre en mayo de 2021.

La vida de la actriz cambió de forma radical en 2018, cuando a Aless Lequio le diagnosticaron cáncer. La bióloga y Alessandro pusieron rumbo a Nueva York para que el joven fuera atendido por los mejores profesionales. El 13 de mayo de 2020, sufrió lo peor que le puede pasar a una persona y en especial a una madre: la muerte de un hijo, en el caso de la presentadora, de su único hijo. Aless tenía 27 años. 

Por razones que no vienen a cuento, acabé con un par de colegas en casa de la actriz en verano de 2016. Nada más entrar por la puerta, un sofá del jardín roto. Ana lo señaló y nos explicó que Aless había estado de fiesta con sus amigos y que ella se había ido a dormir a un hotel para dejarles celebrar y disfrutar de la noche a sus anchas. 

La actriz siempre le dio su espacio y con los amigos del joven siempre se comportaba como una más de la pandilla, aunque sin sobrepasar los límites. Aless no descuidaba a sus amigos, siempre sacaba tiempo para estar con ellos y su casa se convertía en el refugio de sus más íntimos cuando lo necesitaban.

Pero al mismo tiempo, Aless nunca dejó de lado sus estudios y sus aspiraciones. Se graduó de Ciencias Políticas y Filosofía en Estados Unidos, en una de las universidades más prestigiosas del mundo. Cuando regresó a España, se volcó en Polar Marketing, la empresa que fundó en el garaje de su madre en La Moraleja, mano a mano con su mejor amigo, Nacho Fernández Ansorena. Esta era su gran ilusión, entre tantos otros trabajos que siempre traía entre manos. 

Aquella tarde de la que hablo fue la única que coincidí con el hijo de la actriz y el conde italiano. Su madre nos presentó en el salón. Educado y gentil, daba la impresión de que nos conocía de toda la vida. El joven era un fiel reflejo de la espontaneidad de su madre y también del don de gentes de su padre. Después de la breve charla, Ana subió a su dormitorio e instantes después, pizpireta, bajó para tocarnos una melodía en su piano. Porque Obregón es así. Nunca sabes por dónde te va salir y menos en la intimidad.

Un compañero del equipo de la actriz me contó alguna vez, y a modo de chascarrillo, que Ana podría resultar algo "pesada" a la hora de hablar de su hijo. En los recovecos de su gira de teatro, le confesaba una y otra vez a sus compañeras, al resto del equipo y a sus seguidores lo orgullosa que estaba de los logros del joven emprendedor y de su forma de ser. También de los planes que ambos compartían o de los episodios que los dos vivieron en Estados Unidos años atrás. Corría el año 2011 cuando ella lo dejó todo para mudarse a Miami y así estar más cerca de Aless, que estudiaba en Carolina del Norte. 

En sus giras teatrales con 'Sofocos Plus', lo llamaba (o 'wasapeaba') más de una, dos, tres y cuatro veces en pocas horas. Ella nunca desistía, a pesar de que él le colgara las llamadas en más de una ocasión (esas cosas que hacemos los hijos con las madres...). "Este Aless...", decía ella, pero siempre con una sonrisa y asegurando que estaba liado en su trabajo.

Entre descansos y camerinos se echaba algún que otro cigarro a la boca, pero insistía en que su hijo no se podía enterar porque le había prometido que dejaría de fumar.  En cada uno de sus pasos, en cada conversación... Siempre estaba él presente, y lo sigue estando... 

También sus padres. Aquel mismo verano, en el Festival Starlite de Marbella, me resultó curioso ver a Ana alejarse del bullicio - y de las cámaras de su propio docu reality - en varias ocasiones. Mientras que las celebridades disfrutaban de la gala, la música, la comida, los cócteles, los brindis y los actos solidarios de este sarao marbellí, ella, sigilosa, se apartaba varias veces a uno de los pocos apartados tranquilos de la Cantera de Nagüeles.

Lo hacía para llamar a su madre, doña Ana, que se encontraba de vacaciones en la casa familiar de Costa de los Pinos, en Mallorca, con el resto de sus hijos y sus nietos. Este gesto siempre lo repetía varias veces al día. No le importaba el lugar, la compañía y lo que se le pusiera por delante. Le daba igual estar con sus amigos, en un fiestón de la jet set o entre función y función del teatro. Para ella, la familia siempre ha sido, es y será lo primero.

El 13 de mayo de 2020 la vida de Ana se apagó, tal y como ella misma escribió a la mañana siguiente en su perfil de Instagram. Tras dos años de incansable lucha contra el cáncer y de recibir tratamientos en Nueva York, Navarra o Barcelona, el joven emprendedor fallecía en un hospital de la Ciudad Condal con tan solo 27 años.

Aquel miércoles negro, las redes sociales se volcaron de mensajes de ánimo para Ana y Alessandro. Los amigos y compañeros de ambos lamentaron desolados la pérdida del niño de pelo rizado y rubio que tomó la decisión de alejarse del ruido mediático de sus padres para labrarse su propio camino en el terreno empresarial, al igual que lo hizo su abuelo materno, su gran referente, cuando fundó la constructora JOTSA.

Especialmente me resultaron llamativas las palabras que a los pocos días de su pérdida escribió Beatriz Rico, compañera de la actriz en 'A las once en casa' (TVE, 1998) y en 'Ellas y el sexo débil' (Antena 3, 2006): "¿Habéis visto la foto de la semana pasada en la que baja la ventanilla del coche para dar las gracias a los fotógrafos con una sonrisa llena de dolor después de llegar de Barcelona y de lo que había sucedido? En esa sonrisa dolorida se condensa la esencia de Ana. Ésa es ella". 

A día de hoy, Ana trabaja en la Fundación Aless Lequio, que está levantando con el apoyo del padre de su hijo y también con la ayuda del mejor amigo del joven. Todo para aportar su granito de arena en la investigación contra el cáncer. Poco a poco, se está volcando en el trabajo. En parte gracias al incondicional apoyo de su representante y mejor amiga, Susana Uribarri, con quien en 2016 apaciguó las aguas tras años distanciadas por el amor (y el desamor) del polaco Darek.

En honor a su hijo, la presentadora dio la bienvenida a 2021 desde la Puerta del Sol. No hizo lo mismo estas últimas Campanadas porque se contagió de Covid-19. Tras volver al 'Telepasión' de TVE en las pasadas Navidades, ahora da el salto a Antena 3, donde ya graba como miembro del jurado la próxima edición de Mask Singer.

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