No es habitual que las famosas coincidan en un evento con un mismo vestido, ya que los diseñadores o firmas de moda saben perfectamente el horror que eso puede suponer tanto para ellos como para las celebrities en cuestión. Tampoco es normal que un vestido que ya hemos visto a alguien, luego lo escoja meses después otra persona para un evento público.
No es habitual que las famosas coincidan en un evento con un mismo vestido, ya que los diseñadores o firmas de moda saben perfectamente el horror que eso puede suponer tanto para ellos como para las celebrities en cuestión. Tampoco es normal que un vestido que ya hemos visto a alguien, luego lo escoja meses después otra persona para un evento público.

Pero a veces sucede. Esta vez ha sido la cantante y participante de Tu cara me suena, Beatriz Luengo, la que eligió un vestido para la gala de los Premios 40 Principales que ya había llevado una de las mujeres más bellas de nuestro país para la presentación de unas planchas para el pelo en octubre de 2015, Blanca Suárez.
Se trata de un ceñidísimo vestido amarillo del diseñador Fernando Claro de silueta tubo por debajo de la rodilla y con manga larga. El diseño deja a la vista la ropa interior y tanto Blanca como Beatriz apostaron por llevarla del mismo color que el vestido.
En cuanto al modelo, sólo hay una pequeña diferencia entre ambos, el de Blanca tiene cuello alto y el de Luengo cuello redondo. Además, a Blanca le quedaba mucho más ajustado que a Beatriz que parecía quedarle una talla por encima de la suya.

A la hora de elegir los complementos, Blanca apostó por dar un toque original al look con unas sandalias en color azul pavo de la firma Sandro, mientras que la cantante prefirió unos zapatos de salón de ante en color negro. Además, añadió unos accesorios quizá excesivos para el ya llamativo vestido, unos pendientes XL en forma de medio aro y un collar dorado de estilo étnico.
Sin duda, si tenemos que elegir entre ambas, nos quedamos con la forma de llevarlo de Blanca Suárez, sexy, atrevida y espectacular mostrando sus curvas sin complejos. A Beatriz Luengo no le favorecía demasiado el modelo ya que además le hacía más bajita por el largo por debajo de la rodilla casi a media pantorrilla, un largo que acorta la silueta.