En Vidal&Vidal, como artesanos joyeros, crean piezas prestando suma atención a los acabados y a la durabilidad de las joyas. Para que esto sea una realidad, no sólo diseñan piezas de extraordinaria calidad, sino que dedican tiempo a la conservación de las piezas. En este sentido, su experiencia como joyeros de tercera generación les dice que es muy importante para que las joyas mantengan el brillo y aspecto del primer día y no se estropeen a consecuencia de agentes externos propios del verano (como la arena, el cloro o el salitre del mar), poner en práctica una serie de rutinas que no sólo nos ayudarán a que luzcan como nuevas todos los días, sino a que también estén perfectamente desinfectadas.
A continuación, la marca joyera desarrolla una serie de consejos para cuidar y mantener las joyas en perfecto estado.
Seca tus joyas después de mojarlas:
Si te duchas, bañas o nadas con ellas te aconsejamos secarlas cuidadosamente antes de guardarlas. Es recomendable mantenerlas en joyeros cubiertos interiormente con tela o cajas con fondo de algodón. Así evitarás su contacto con la humedad, uno de los principales motivos por los que tienden a ennegrecerse. En el caso de Vidal & Vidal nuestras piezas de plata son plata de 1ª ley y contienen un tratamiento antioxidante que evita que se vuelva negra y mantenga el brillo original.
Guárdalas en un joyero:
A poder ser con cierre hermético y forrado con alguna tela suave, separadas entre sí o en compartimentos, para que no se enreden o rallen y en un lugar seco para preservarlas de la humedad y a salvo de los cambios bruscos de temperatura.
Limpia tus joyas con franela y jabón neutro:
Evita siempre el contacto con lejías o productos químicos agresivos. Para las piezas chapadas en oro una mezcla de agua tibia y jabón de manos frotando suavemente, ayudará a que recuperen su brillo original. Sumérgelas en esa mezcla durante 30 minutos aproximadamente.
Cuida las perlas:
Si la pieza tiene perlas te sugerimos evitar su contacto con sales o cloros, así como cosméticos, sudor, perfumes o lacas. Utilizar agua purificada es la mejor opción para limpiarlas de estos agentes irritantes, sumergiéndolas también durante media hora.
Cuidado con los perfumes:
El perfume, las colonias, cremas o lociones al entrar en contacto directo con las piezas pueden ocasionar una reacción química con el metal y las piedras preciosas. A primera vista suele resultar imperceptible pero con el tiempo el metal se va tornando opaco y la transparencia de las piedras se va perdiendo.
El sudor también afecta:
El PH de nuestra piel y el sudor (que contienen cloruro de sodio) también puede afectar a algunas piezas oscureciéndolas.
La arena de la playa puede erosionar la pieza:
Debemos tener cuidado con el roce continuado con la arena y el suelo para evitar deformar o arañar las piezas.
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