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Evita, la 'reina' de Argentina que inspiró el musical de Madonna

Este martes 7 de mayo se cumplen 100 años desde la llegada al mundo de María Eva Duarte de Perón, la primera esposa de Juan Domingo Perón y primera dama contemporánea más importante y carismática de los últimos siglos, con holgada ventaja sobre Michelle Obama, Hillary Clinton y hasta su compatriotra, Máxima de Holanda o la mismísima Sissi Emperatriz.  Evita fue una líder política que llegó a eclipsar casi por completo a su marido, el fundador del Peronismo, y no solo gracias a sus fabulosas puestas en escena, tan fastuosas como teatrales, sino por su coraje, su fina sensibilidad, su aguda inteligencia, una pasión y ambición desbordantes y su capacidad como oradora.

Cuando Madonna eligió interpretar el papel de Evita en el film del mismo nombre en 1996, miles de peronistas se lanzaron a la calle para protestar y recoger firmas en contra del estreno de la película de Alan Parker en suelo argentino. Una peronista muy joven y muy irritada protestó enérgicamente en la calle ante las cámaras de televisión: "No podemos consentir que esta actriz diga que es igual que Eva Perón porque ambas mueven masas. Evita movía masas entregándose a su pueblo y Madonna mostrando su vagina". Hablaban de la líder femenina del peronismo como de una santa cuya memoria no podía ser profanada por Madonna. Los militantes peronistas veían como un sacrilegio que alguien como la ambición rubia encarnara al mito, a la mujer que movió a las masas de descamisados de Argentina o, como ella los llamaba, "mis grasitas".

Tas su muerte, y con el advenimiento de la dictadura militar argentina, su cadáver embalsamado fue robado y realizó un viaje macabro por toda Europa. Sus enemigos temían el poder que podía ejercer esta mujer, como el Cid Campeador, incluso después de muerta. Fue víctima de violaciones, vejaciones y todo tipo de prácticas necrófilas por parte de las personas que lo custodiaron, que la odiaban profundamente por lo que representaba.

Hasta la segunda esposa de Perón, María Estela Martínez de Perón, que cambió su nombre por el de Isabelita para evocar una cacofonía con el nombre de su antecesora, practicó extrañas prácticas ocultistas con los restos de la fallecida. La ayudó, según cuentan diversos historiadores, el secretario privado de Perón, apodado El Brujo, José López Rega, quien daba instrucciones de rituales de transferencia a Isabelita-María Estela para que consiguiera absorber el carisma de Evita. Realizaba extrañas prácticas como tumbarse al lado del cadáver sobre una enorme mesa de comedor de su mansión en Puerta de Hierro, adquirida años después por Valdano.

Ahora, el cadáver de Evita descansa en La Recoleta a ocho metros bajo tierra y su tumba es la más visitada de este conocido cementerio de Buenos Aires. Nunca ocupó ningún cargo político, pero tenía despachos en todos los ministerios durante el mandato de su marido. Era la líder espiritual de una nación y "una de las feministas más importantes de la historia, no se le puede quitar ese mérito".

Así lo considera Ángeles Blanco, su biógrafa en el libro Los dos viajes de Evita publicado por Temas de Hoy, que va por la tercera edición. "Fue la mujer que consiguió que se instaurara el sufragio femenino en Argentina, se definió a sí misma como feminista en una época en la que no era fácil serlo. En su primer viaje a España (el segundo lo hizo estando muerta) dijo que el siglo XX sería considerado como el siglo de las conquistas de la mujer. Hay una imagen suya que impacta: se la ve en el lecho de muerte, muy lívida, pálida, intentando meter la papeleta en la urna". Fue un momento trascendental en la vida de la actriz de origen humilde, nacida en Junín, que emigró a los quince años a Buenos Aires para sobrevivir y llegó a convertirse en un mito viviente y la mujer más poderosa de América Latina.

"Es un personaje fascinante tanto para la gente que la conoció como para los que no la trataron. No deja indiferente a nadie. Levantaba pasiones, tanto para amarla como para odiarla. Era una mujer de mucho carácter, ambiciosa, la reina del populismo", asegura su biógrafa.

Y una reina en muchos otros aspectos. Cuando a Christian Dior le preguntaron por cuál de las reinas que había vestido sentía predilección contestó "Por Evita". Y es que jamás reparó en gastos para estar bella. "Cuando vino a España en sustitución de su marido, que no quería hacerse una foto junto a Franco y la mandó a ella para que lo representara, hasta la propia familia del dictador se dio cuenta de sus tremendas contradicciones". Los Franco le preguntaron como podía conciliar "aquellas joyas y pieles, aquellos tocados, zapatos y vestidos carísimos con su defensa de los pobres". Y ella contestó: "Mis descamisados quieren verme bella. Soy un referente y les doy esperanzas, porque saben que procedo de una familia pobre como ellos".

Fue Evita una mujer llena de paradojas que murió prematuramente, en el año 1952, víctima de un cáncer de útero. De soltera había tenido, al parecer, un hija secreta, y de estas y otras muchas vicisitudes se habla en el libro. El punto fuerte es el choque de trenes que se produjo entre Carmen Polo y ella: "No tenían nada que ver. Carmen Polo era una mujer conservadora, discreta, y Eva Perón era provocativa, provocadora, aficionada a mostrar mucha piel con sus trajes de palabra de honor, rubia teñida, de labios rojos, una mujer empoderada que demostraba su fuerza constantemente".

Con quien sí simpatizó y mucho fue con la hija del dictador, Carmen Franco, la madre de Carmen Martínez Bordiú. Eran casi de la misma edad y aunque estaba casi encerrada en el Pardo "disfrutó de los 18 días que la primera dama argentina pasó en España".

Evita tuvo incluso una intervención decisiva ante Franco: se compadeció de un niño cuya madre, Juana Doña, estaba condenada a muerte. El pequeño le entregó un papel subrepticiamente durante una visita oficial y le decía que su padre ya había muerto fusilado y no quería quedarse solo. La autora nos lo cuenta así: "Consiguió de Franco el indulto recurriendo incluso probablemente a la amenaza. Argentina era el país que burlaba el bloqueo de la comercial a la dictadura de Franco exportando trigo y carne, Franco accedió a conceder el indulto a Juana Doña".

Así era Evita, impulsiva, fuerte, llena de coraje. Un ser irrepetible de quien Carmen Polo llegó a decir tras escuchar uno de sus incendiarios discursos: "Paco, esta mujer es un peligro. Es peor que La Pasionaria".

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