El integrante de The Beatles se ha convertido en la última víctima de los cacos, que asaltaron su vivienda londinense forzando la entrada. Los hechos tuvieron lugar el pasado viernes y ni Paul McCartney ni su representante han querido desvelar si él y su esposa, Nancy Shevell, se encontraban en el interior de la casa en el momento del robo.
No es la primera vez que el cantante sufre un susto de estas características. En 2009, solicitó que su mansión, valorada en 11 millones de euros, fuera borrada del Google Street View por ser objetivo de los delincuentes.
A pesar de todo, el músico mantuvo su agenda y el mismo día del robo acudió a la fiesta de Navidad organizada por Mick Jagger en Londres. Este domingo, McCartney ofreció un concierto en el estadio O2 de la capital británica.