Entre los casi 1.600 invitados que llenaban los salones del Palacio Real la mañana de este viernes 12 de octubre, era difícil encontrar muchos personajes de sociedad. Los políticos, la política y sus altísimas temperaturas, dominaron la recepción que ofrecen los reyes con motivo de la Fiesta Nacional. El error de protocolo de Pedro Sánchez fue lo más cometado pero no fue lo único que ocurrió.
Claro que era fácil distinguir la cabeza plateada de Carlos Fitz-James Stuart, el duque de Alba, al que muchos felicitaban por la magnífica boda de su hijo mayor el sábado pasado en Liria.
También era difícil que pasara desapercibido el vestido imposible que llevaba Isabel Preysler, a base de grandes rectángulos en colores azul, rojo y blanco, (¿homenaje a la bandera de Francia?), con un largo igualmente poco favorecedor. A su lado, Mario Vargas Llosa quedaba eclipsado por modelo tan llamativo y poco acertado.
El decorador Pascua Ortega, el presidente de Planeta José Creuheras, las Palomas Segrelles, madre e hija, o Sandra Ybarra con el periodista Juan Ramón Lucas se perdían entre tanto uniforme de gala, (al fin y al cabo también era el Día de las Fuerzas Armadas), y la presencia de todos los líderes políticos y sus lucidas esposas y compañeras.
Desde Begoña Fernández, la esposa del presidente del gobierno, con un elegante vestido rosa con chaquetilla adornada con botones rojos, a la del líder del PP Pablo Casado, Isabel Torres, muy estilosa con un vestido azul cruzado y marcada la cintura. O la novia de Albert Rivera, Beatriz Tajuelo con traje rojo, el color de moda.
El error de protocolo de Pedro Sánchez, al quedarse junto a los reyes recibiendo a los invitados en el besamanos, fue corregido enseguida y disculpado porque era la primera vez que Sánchez asistía a la recepción como presidente. Cataluña y las elecciones andaluzas del 2 de diciembre copaban las conversaciones de todos los corrillos y Susana Díaz, estilizada con un tipo de smoking negro con solapa blanca, una de las invitadas con las que todos querían hablar.
El rey se detuvo a conversar largo rato con Albert Rivera. Y Esperanza Aguirre, con llamativo traje fucsia, declaraba su apoyo a Pablo Casado. Nadie descarta que la ex presidenta madrileña vuelva a salir a escena bajo el liderazgo del sucesor de Rajoy.
En el gobierno de Pedro Sánchez hay más ministras que colegas masculinos y eso se notaba a pesar de la multitud. La portavoz Isabel Celáa, la vicepresidente Carmen Calvo, Magdalena Valerio, ministra de trabajo, junto a su pareja Lorenzo Díaz, en su día casado con la periodista Concha García Campoy y Margarita Robles, titular de Defensa hacían causa común en uno de los salones.
La reina presidió junto a don Felipe el interminable besamanos, que este año fue a más velocidad de lo acostumbrado, con su conjunto en blanco roto de Felipe Varela y un top sobre amplia falda de encaje. Doña Letizia prescindió del blazier en el mismo tono que completaba el conjunto y que llevó en la tribuna de honor del desfile.
Después de una mañana lluviosa, el sol entró a raudales por los balcones del palacio, haciendo subir la temperatura. Y no sólo la que marcaban los termómetros.










