El verano no ha paralizado la batalla que libran desde hace meses Arancha Sánchez Vicario y su marido, Josep Santacana. La jueza española que debe decidir si el divorcio se tramita finalmente en el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Esplugas de Llobregat, como desea Santacana, no se ha pronunciado todavía sobre el recurso presentado por los abogados de la tenista, quienes en nombre de Arancha rechazan que sea el tribunal catalán el que lleve la causa.
Mucho antes, a principios de año, Sánchez-Vicario presentó a su vez demanda de divorcio en Miami, donde residen los cónyuges y sus dos hijos. Durante meses, los agentes judiciales intentaron notificar a Santacana que su esposa pedía el divorcio, pero el empresario se las arregló para que no le encontraran, ganando así tiempo para que el trámite se hiciera en Cataluña y librarse de que la justicia norteamericana le obligara a dar cuenta de los bienes y la fortuna de su esposa que él administró. Los abogados americanos de la tenista siguen adelante con la demanda en Miami. Como apoyo a la tenista, los letrados de Barcelona que defienden a Sánchez Vicario enviarán a Miami a un jurista español para que apoye los argumentos de sus colegas americanos. La vista oral está fijada para el próximo 15 de noviembre.
Ocurra lo que ocurra con el divorcio, el tema de la guardia y custodia de los niños, así como su manutención, se verá en Miami, que es donde residen los menores. Santacana se queja de que Arancha no le deja ver a los niños ni hablar con ellos y ha amenazado con una demanda contra Arancha aunque todavía no la ha presentado.
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