La hija del fundador de Apple, Lisa Brennan-Jobs (40), calienta motores ante el lanzamiento de sus memorias, Small Fry, que se traduce como 'niña mocosa' o 'insignificante'. Por ello, la hija del magnate, quien negó su paternidad durante años y se comportó con ella "de forma fría, incluso cruel", ha concedido una entrevista en la que desvela un terrible episodio de su infancia: "Cuando tenía nueve años, mi padre me forzó a quedarme en la misma habitación en la que él y su mujer se besaban y acariciaban entre gemidos".
La revista Vanity Fair ha publicado un adelanto del libro, en el que se narra la compleja personalidad de Steve Jobs, fallecido en octubre de 2011 a causa de un cáncer de páncreas. Aunque el fundador de Apple era muy admirado por sus logros, también fue despiadado con muchas de las personas que le rodeaban, incluida su hija, y se caracterizó por un marcado carácter antisocial.
I hope you'll come! I start the Small Fry book tour at @greenlightbklyn on September 5th at 7:30pm. I'm overjoyed Phillip Lopate is joining me for a conversation. https://t.co/WvbqwROSR9 pic.twitter.com/Je93co7uZF
— Lisa Brennan-Jobs (@LisaBrennanJobs) 26 de agosto de 2018
Lisa nació cuando su padre tenía 23 años y aunque acudió a su nacimiento, que tuvo lugar en la granja de un amigo en Oregón, aseguró públicamente que no era su hija. Jobs llegó a declarar bajo juramento que era estéril y se negó a pagar una manutención durante años, hasta que se vio forzado a hacerlo cuando las pruebas de ADN determinaron que sí era su hija. El tribunal ordenó finalmente que pagase el seguro social y una pensión de 500 dólares a la madre de Lisa, Chrisann Brennan (63), a la que conoció en el instituto y se hizo cargo de la pequeña sola durante siete años gracias a las ayudas sociales.
Brennan-Jobs consiguió acercarse a su padre con el paso de los años, aunque nunca llegaron a tener una relación cariñosa. "Cuando en el colegio me preguntaban quién era mi padre, respondía orgullosa: 'Es famoso. Inventó el ordenador personal. Vive en una mansión y conduce un Porsche descapotable. Compra uno nuevo cada vez que se lo arañan", aseguró en una entrevista con The New York Times.
"Yo era una mancha en su espectacular ascenso, ya que nuestra historia no encajaba con la narrativa de grandeza que él quería para sí mismo", ha afirmado ahora. También recuerda algunos episodios oscuros de su infancia, como cuando tenía nueve años y su padre le forzó a quedarse en la misma habitación en la que él y la madre de sus otros tres hijos, Laurene Powell Jobs (54), se besaban y acariciaban entre gemidos. "Quédate aquí. Es importante que trates de formar parte de este momento familiar", le dijo en aquel momento.
La periodista visitó frecuentemente a su padre durante sus últimos años de vida. En las memorias cuenta que durante una de estas visitas se disculpó por no haber pasado más tiempo con ella, por olvidarse de su cumpleaños y por no devolverle las llamadas. "Estaba sobre la cama, en pantalones cortos. Tenía las piernas desnudas y delgadas como los brazos, dobladas como si fueran las de un saltamontes. Antes de despedirme, fui al baño y me rocié con perfume. Al regresar a su habitación, se estaba levantando. Cuando nos abrazamos, podía sentir sus vértebras y las costillas. Cuando nos separamos y empecé a caminar, me dijo que apestaba 'a váter'. La verdad es que el perfume que llevaba estaba caducado", recuerda. Steve Jobs finalmente le dejó varios millones de dólares como herencia.