Hay varios establecimientos en Sanlúcar de Barrameda donde se comen los mejores langostinos del planeta. Uno de los mejores de la localidad gaditana es el Poma, a orillas del Guadalquivir. Durante su estancia en la zona, hace un par de semanas, el presidente del Gobierno cató en al menos dos ocasiones el manjar.
La primera de las que ha trascendido era viernes: el presidente del Gobierno acudió con su esposa y ambos dieron cuenta del género que se sirve allí junto a otros afortunados comensales. Pero fue al día siguiente, sábado, durante la visita de la canciller alemana y su marido a Doñana, cuando el jefe del Ejecutivo entró a matar en la tarea de agasajar a Angela Merkel: pidió 50 kilos de langostinos, se supone que para toda la comitiva hispano-alemana, incluidos los equipos de ambos mandatarios.

Es difícil saber si a la mujer más poderosa del mundo le impresionó más la calidad o la cantidad de género exhibido por el sucesor de su amigo Rajoy o el territorio mítico de Doñana. La canciller Angela Merkel (64 años) venía a disfrutar de unos días de vacaciones y de paso regar con la cercanía la relación personal con el presidente español que, a sus 46 años, ejerció de generoso anfitrión de la líder germana.
Si en la época marianista, encontramos buen tono y afinidades entre Rajoy y Merkel, desde ahora podemos afirmar que doña Angela se lleva buen sabor de boca y buenos recuerdos comunes de su encuentro privado y andaluz con el socialista, que la agasajó de un modo difícil de olvidar.
Felipe González y Helmut Kohl, correligionarios antecesores de Sánchez y su invitada, respectivamente, forjaron en este palacio en el que Franco cazaba una amistad que años después favorecería la causa común del socialista y del demócrata-cristiano a favor de la integración europea hacia el Este. Sin duda Merkel se acordará de los langostinos de Bajo de Guía cuando tenga intención de llevar la contraria a Pedro Sánchez en Europa.


