"La mujer del César además de ser honrada debe parecerlo". El famoso dicho encabezaba este jueves el editorial de un periódico de difusión nacional, cuya portada estaba ocupada, a cuatro columnas, por la noticia del nombramiento de Begoña Gómez como directiva del Instituto de Empresa. ¿Cómo sería el dicho si le despojamos de su machismo inherente? El marido de Soraya Sáenz de Santamaría dejó su puesto de abogado del Estado días después de que su mujer fuera nombrada vicepresidenta del Gobierno y fichó por Telefónica como asesor. Iván Rosa Vallejo fue nombrado horas después de que Soraya Sáenz de Santamaría y él cenaran con el entonces responsable jurídico de la compañía dirigida por César Alierta, Ramiro Sánchez de Leirín. La oposición de entonces tildó de "escándalo" que la operadora le contratara pero el PP lo justificó. En todo caso, el marido de la César (no Alierta), además de serlo, cuenta con cualificación más que suficiente: es abogado del Estado en excedencia. Pero además, es un hombre...
Tal vez por eso, la portada del rotativo no llevaba en primera página al día siguiente el nombramiento del marido de la vicepresidenta, a diferencia de lo ocurrido en el caso Begoña Gómez. Se da por hecho que el hombre puede conseguir un trabajo sin la ayuda de la mujer, pero lo contrario es noticia.


Begoña Gómez (Bilbao, 1975) ha cambiado de trabajo. Hace apenas dos semanas dejó la empresa de consultoría en externalización comercial del Grupo Inmark, y este miércoles se hacía público su muevo destino laboral, como directora del Centro Africano del Instituto de Empresa. Este jueves, un medio titulaba así el asunto del nuevo empleo de Begoña Gómez: "Una rubia que bajaba ufana de un Falcon para irse de parranda", último fichaje de Sánchez.
Sin embargo, lo cierto es que la mujer del presidente del Gobierno estaba meditando su marcha de la compañía en la que llevaba 16 años desde que recibió la propuesta del IE a finales del pasado invierno, según aseguran a Informalia desde su entorno, meses antes de que la moción de censura contra Rajoy convirtiera a su marido en jefe del Ejecutivo y los Sánchez se mudaran a Moncloa. El cambio de estatus de Pedro Sánchez sí ha sido motivo de retraso y hasta de reflexión para su esposa (cuya vida obviamente ha cambiado de forma trepidante en solo semanas) antes de tomar la decisión definitiva.

No obstante, como adelantamos nada más llegar el PSOE al poder, Begoña Gómez nunca se planteó dejar de trabajar y dedicarse a ejercer de 'primera dama', un puesto que, por otra parte, no cuenta en España con estatus oficial. La Reina sí dispone de agenda propia pero no la mujer del presidente del Consejo de Ministros.

Desde el círculo de Begoña Gómez, cuyo currículo justifica sobradamente su actual nombramiento, opinan que "no encaja con su forma de ser ni de pensar convertirse en ornamento o comparsa de nadie, ni de su marido", explican, "ni siquiera a cambio de un palacio", añaden. Eso no quita para que esté a disposición del protocolo en aquellas ocasiones en las que esté justificada su presencia, como por ejemplo en la visita de un mandatario extranjero que asista con su cónyuge, o como vimos el pasado día 6 en Marivent, cuando acompañó a su esposo en la recepción con Felipe VI, y en la que estuvo doña Letizia.

Begoña Gómez es licenciada en Marketing por ESIC y experta en fundraising y captación de fondos para organizaciones no lucrativas (ONL). Además, la esposa del presidente cuenta con un perfil docente. Ha sido profesora de distintas escuelas de negocios y ha codirigido el máster en Dirección de Captación de Fondos Públicos y Privados para ONL de la Universidad Complutense de Madrid. Este año también ha dirigido la Diplomatura Universitaria de Técnico en Fundraising de la Complutense.

Aun así, el debate sobre este nombramiento era inevitable, desde luego. La noticia que adelantábamos este miércoles convirtió a la mujer de Sánchez en trending topic, ha copado las redes sociales, ha ocupado tertulias de radio y televisión, artículos a favor y en contra, ha sido recogida por digitales, telediarios y periódicos, donde ha llegado a ocupar la portada a varias columnas.

Desde medios políticos, el Gobierno ha dicho que no ve incompatibilidad entre ser la mujer presidente y ocupar un cargo en una empresa privada, aunque reciba, justo es mencionarlo, fondos de empresas públicas o participadas por el Estado. Los calificativos más contundentes llegan, como era de esperar, desde el Partido Popular, donde Pablo Casado se ha reservado el comentario pero donde encontramos por ejemplo a la diputada Pilar Marcos: "Si fuera la mujer de Pablo Casado estaríamos hablando -como mínimo- de cohecho impropio", decía la parlamentaria a través de Twitter. El sarcasmo le sirve de munición no solo contra Begoña Gómez, sino contra la jueza Carmen Rodríguez-Medel, la que acusa a Casado por el asunto del máster. En la cuenta del Partido Popular les da iguall que el nombramiento sea legal, y olvidan el reciente comentario sobre la ética referido por su presidente ("la ética la marca la ley"): directamente se referían así al asunto: "La agencia de colocación Pedro Sánchez, presidente del Gobierno" ha traspasado los límites de Ferraz para colocar a su mujer, Begoña Gómez, en el Instituto de Empresa.
Pero si desde Génova hablaban de "escándalo" y atizaban con todo lo que podían a Pedro Sánchez por el nombramiento de su mujer en el IE, en el partido de Albert Rivera no han condenado frontalmente la contratación de Gómez. "En el caso del Instituto de Empresa no se trata de presupuesto público", comentan desde Ciudadanos. En Podemos no se ha criticado a Begoña y el independentista Gabriel Rufián, a menudo grosero y excesivo, ha tachado de machistas a quienes descalifican a una profesional cuya formación académica y experiencia justifican que posee cualificación suficiente.
Más allá de las críticas de pataleta, en algunos casos de claro signo machista, sí deberían delimitarse las funciones de Begoña Gómez como responsable del centro para África del IE, y como mujer del presidente e inquilina del palacio de la Moncloa. ¿Y si tuviera que pedirle subvenciones al Gobierno que presiden su marido, como ocurre en la serie House of Cards cuando Robin Wright le solicita a su marido, Kevin Spacey, futuro presidente de los EEUU, fondos para ayudas solidarias?

Pero los populares, que tanto revuelo han armado, tienen poca memoria o varias varas de medir a la hora de acusar de nepotismo al líder socialista. El marido de Soraya Sáenz de Santamaría dejó su cargo en 2012 para fichar por Telefónica como asesor jurídico. Su mujer se había convertido en vicepresidenta del Gobierno a finales de diciembre de 2011. El asunto llevó a la vicepresidenta a abstenerse de participar en los consejos de ministros donde se tomaban decisiones sobre la compañía que dirigía César Alierta. No es un problema de izquierda o derecha: Iván Rosa Vallejo cuenta con cualificación más que suficiente porque es abogado del Estado en excedencia. Pero además, es un hombre...