Este jueves finaliza la subasta de la casa en la que la familia Ruiz-Mateos vivió durante 40 años. Se ha realizado a través de la entidad bancaria BNP Paribas Real Estate, con quien estaba suscrita su hipoteca por seis millones de euros, y por un precio de salida que alcanza los 2,2 millones de euros. De esta forma los familiares del empresario dirán adiós al que fue su hogar tres años después de la muerte del patriarca, José María Ruiz Mateos.

La propiedad, situada en Pozuelo de Alarcón, concretamente en Somosaguas, se subasta en dos lotes. Por un lado, la casa de 1.700 metros cuadrados, ocho dormitorios y nueve cuartos de baño por 1,2 millones de euros; por otro lado, la parcela de 4.239 metros cuadrados, por un millón de euros.

En la planta principal, la mansión cuenta con un hall, un gran salón comedor, una sala de estar, varios despachos y un aseo. Además, cuenta con una cocina con 'office', despensa y un área de servicio con amplia zona de estar. En la primera planta hay cuatro dormitorios tipo suite con baño y oficinas con despachos. En la planta baja, dos habitaciones con sala de estar, vestidor, dormitorio con terraza y un baño en cada una.

Asimismo, la casa tiene un sótano en el que se ubica una zona residencial independiente con cuatro dormitorios y baño, zona de servicios con bodega, cuarto de plancha, lavadoras, vajillas, trastero y una amplia zona de estar que incluye biblioteca, sala de juegos.

Aunque lo más sorprendente de la mansión es que también cuenta con una capilla de 60 metros cuadrados con salida al porche. Ahí, junto al garaje, se acomodó un espacio de otros 500 metros para despachos con entrada independiente.

La casa, donde Ruiz Mateos y Teresa Rivero criaron a todos sus hijos y donde todos vivieron el éxito y la caída de Rumasa, se intentó vender el año pasado por tres millones de euros. Al no encontrar dueño, la entidad bancaria que se encarga de su venta la rebajó un 30% y al parecer hay varios compradores interesados: uno de ellos se convertirá este jueves en el nuevo propietario del que fue el búnker de los Ruiz-Mateos.

La propiedad está intacta desde que, en 2014, un juez ordenó al empresario abandonar su residencia. De hecho, el abogado del empresario, Joaquín Yvancos, dijo ante el juez que la mansión era "la caja central" donde se escondía el dinero negro que después se mandaba a cuentas en Ginebra (Suiza). Fue la primera de las 45 propiedades que el juzgado embargó a la familia.




