La novia de Orlando Bloom se ha sincerado y ha hablado sobre la fama, la salud mental y el amor en una entrevista para la edición australiana de Vogue. Después de la mala acogida de su último disco, Witness, ha admitido que sufrió una depresión el año pasado que la llevó a pensar incluso en el suicidio.
Katy Perry (33) está acostumbrada a cosechar éxitos y tras 10 años de carrera musical, el fracaso de su nuevo álbum dejó tocada a la intérprete: "Tuve ataques de depresión y mi corazón se rompió el año pasado porque, sin saberlo, puse mucha confianza en la reacción del público y este no respondió como yo esperaba", confesó.
A pesar de que este disco debutó con el primer puesto en la conocida lista de Billaboard, los singles que lo acompañaban no tuvieron la respuesta esperada por parte de sus fans, un hecho que afectó al estado de ánimo de Katy. Durante la entrevista, afirmó que el fracaso del disco había sido una prueba que el universo le había impuesto:"Creo que el universo me estaba diciendo: 'Vale, tú siempre hablas en tus canciones sobre quererse a uno mismo y ser auténtico, pero te vamos a hacer pasar una prueba y a dejar sin apoyo. Así comprobarás cuanto te quieres a ti misma de verdad".
La cantante asistió el pasado enero a un programa del Instituto Hoffman en el que se ayuda a los pacientes a identificar el origen de las conductas negativas y les ayudan a dejarlas atrás. Tal y como admitió Perry en la entrevista, este retiro fue un reinicio en su vida: "Creo que todos somos computadoras y en ocasiones adoptamos estos virus que empiezan a desarrollarse en nuestro comportamiento y en nuestras relaciones".
Finalmente, la autora de Roar explicó que ahora se encuentra totalmente recuperada y que ha recibido mucho apoyo por parte de sus fans, algo que le ha servido para seguir adelante. Además, en el plano sentimental Bloom y ella siguen juntos, luchando día a día para que su historia de amor funcione.
