No sabemos si los Urdangarin se frotan las manos con el escándalo que señala a Juan Carlos I como cerebro de Nóos pero es evidente que hacen piña con Iñaki. Y no solo ellos. Ya son al menos dos los Borbones que pisan la cárcel: las dos hermanas de Felipe VI. La procesión de visitas al preso más famoso de España se está convirtiendo en una exhibición pública de apoyo al yerno de don Juan Carlos. Para pasmo de muchos, los Borbones (y no digamos los Urdangarin) no se esconden a la hora de demostrar con quién están en este momento.


Hubo medios y periodistas que dedicaron programas de televisión primero a negar que la infanta Cristina hubiera visitado a su marido en Brieva cuando dimos la exclusiva desde Informalia. Una vez la noticia fue recogida `días después por medios como El País, la agencia Efe o la revista Hola, se llegaron a publicar titulares como éste en algunos digitales: "Por qué nunca veremos entrar a la infanta en la prisión", noticias no muy bien encaminadas si tenemos en cuenta el rosario de visitas y de imágenes que se suceden desde entonces en las puertas de la cárcel de Brieva. Que si en este momento la Monarquía no podía permitirse esas escenas, que si Felipe VI le había exigido a su hermana Cristina que no visitase a su marido, que si la infanta no pasaría por la humillación pública de dejarse fotografiar entrando en una cárcel, que si el momento político en Cataluña impedía que se retratara a una infanta de España en un centro penitenciario por el daño que infringiría a la Corona. Algunos tertulianos trataron de desmontar con especulaciones y suposiciones una información contrastada y titulada con esta contundencia: "La infanta Cristina visitó a Urdangarin este fin de semana en la prisión de Brieva". La verdad de impuso.
Hace unos días Europa Press ponía en evidencia informaciones tan arriesgadas como aquellas que decían que nunca veríamos la imagen de la infanta en la cárcel, y fotografiaba a Cristina de Borbón y Grecia llegando y saliendo de la prisión abulense, tras visitar a su marido. Y este fin de semana Telecinco daba cuenta de que la otra hermana del jefe del Estado, la infanta doña Elena, se había desplazado hasta el centro penitenciario para estar con su cuñado. Y sin esconderse.
Desde la primera visita, la de la esposa de Urdangarin, que los lectores de Informalia conocieron antes que nadie, el desfile de familiares del preso más famoso de España no ha cesado. Su madre, sus hermanas, su hijo mayor... Su mujer otra vez. Y ahora su cuñada.
Esta última visita se produce después de que salieran a la luz las conversaciones de la princesa Corinna con el ex comisario Villarejo y el ex presidente de Telefónica, Juan Villalonga, que señalan al suegro de Urdangarin como "el que daba las órdenes" en el entramado del llamado Caso Nóos, que ha llevado cuñado de Felipe VI a la cárcel. No cabe duda de que este escándado y estas grabaciones no son ajenas para la familia del ex jugador de balonmano. Mucho antes de que estallara el escándalo de las grabaciones, una hermana del condenado, el ex duque de Palma, ya dijo: "Si mi padre viviera, quemaría la Zarzuela", según publicó Pilar Eyre. Ana Urdangarín mostró así su enfado, un enfado que es extensible a otros familiares del marido de la infanta Cristina. "Ellos no piensan que Iñaki haya delinquido", relató la periodista catalana en el programa Tot es Mou de TV3.
Más allá de la conexión, presunta, del Rey Juan Carlos con Nóos y Corinna, de lo que no cabe duda es de que en algún momento de la relación entre la princesa alemana y don Juan Carlos, Iñaki y su mujer fueron cómplices de la aventura extramatrimonial del Rey, ya fuera con conocimiento de la reina Sofía o a sus espaldas. Y hablamos de la única persona de la familia, junto con doña Elena, que jamás ha retirado su apoyo público a la infanta Cristina y su marido, si bien no nos consta que doña Sofía haya visitado a su yerno aún, aunque no es descartable que lo haga o que acompañe a su hija.
Recordemos que el comportamiento del Rey Felipe hacia su cuñado y su propia hermana, retirando el título de Duques de Palma al matrimonio, fue un gesto público que el jefe del Estado ejecutó mucho antes de que hubiera condena judicial firme, y fue justificado por la conducta no ejemplar de Iñaki y Cristina. Ése fue el listón que se puso el Monarca para blindar la imagen del Trono y preservarlo de contaminaciones y corruptelas. Si los Urdangarin o la propia infanta Cristina no han exigido ya el mismo trato para el Rey Juan Carlos es porque hasta ahora solo hay sospechas y acusaciones contra el sucesor de Franco en la jefatura del Estado, el mismo que pilotó junto a sus súbditos la Transición a la Democracia. ¿Preguntarán Urdangarin o su mujer al jefe del Estado si aplicará la misma vara de medir con su padre? ¿Le retirará algún título si persisten los indicios de que su comportamiento no fue ejemplar? La Monarquía misma está en entredicho si no se plica la coherencia, y la prensa internacional ya se pregunta qué ha ocurrido con don Juan Carlos y su amante.
Si en algún momento comienzan a aparecer pruebas o indicios razonables de que estamos ante operaciones de blanqueo de capitale o cobro de comisiones por parte del padre de Felipe VI, el actual Monarca deberá trabajar a conciencia para explicar en Nochebuena a toda España por qué su hermana es para él poco menos que una apestada y a su padre debemos perdonarle conductas imperdonables.
Desde el ingreso de Iñaki Urdangarin son ya muchos los que apoyan al que fuera duque de Palma: primero fue su esposa, luego su madre, sus hermanas, su hijo mayor Juan Valentín y ahora doña Elena. ¿Ese gesto va dirigido a don Felipe? ¿Apelan a su coherencia?
"Elena ha ido a la cárcel y se ha encontrado con Iñaki en las cabinas", ha declarado en Viva la vida el señor encargado del mantenimiento de calefacción de la prisión abulense, que confiesa haberse cruzado con la infanta: "Yo estaba en la puerta de la prisión porque iba a soltar unos radiadores y me di hombro con hombro con ella. Nos dimos los buenos días y ya está", contaba al reportero del programa de Toñi Moreno.
Elena, que llevaba un pantalón azul y una chaqueta del mismo color, "no se escondió ni nada y parecía tranquila", afirmaba en testigo. Llegó acompañada de uno de sus sobrinos, un hijo del ex duque de Palma. "Iba con su sobrino, un chico muy joven pero de gran tamaño", afirmaba el operario, si bien no fue capaz de asegurar cuál de los hijos del matrimonio era.