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La Casa Real oculta el destino de la princesa Leonor y la infanta Sofía en Estados Unidos

Las explosivas revelaciones de la princesa Corinna, que se publican cada día en forma de píldoras letales, chocan un tanto con la promesa de transparencia que nos prometieron cuando el rey Felipe VI se estrenó como regenerador de la Monarquía. ¿Nadie sabía nada en palacio de cuentas en Suiza, amantes en Valencia, fincas en Marrakech y comisiones millonarias por aves a La Meca? ¿Y nadie puso freno a tales desmanes cuando por mucho menos, Iñaki Urdangarin está en prisión?

Hablando de transparencia, la Casa Real comunicó hace unos días que las infantas Leonor y Sofía pasarían el mes de julio en un campamento en Estados Unidos. Y que a finales de mes regresarían para estar en Mallorca durante la Copa del Rey. ¿Ya están en América la princesa de Asturias y la infanta Sofía? ¿Quién las ha acompañado? ¿Su madre la reina, su abuela Paloma Rocasolano, doña Sofía? ¿O han volado solas como todos esos niños que van con sus compañeros a estudiar idiomas fuera de España?

¿Han ido con el colegio, han ido en vuelo regular o en el avión real?  ¿No sería propio de la prometida transparencia publicar una foto de las infantas en su primer colegio fuera de España, como se publicaron las del príncipe Felipe y las infantas cuando en 1976, doña Sofía visitó a sus hijos en un campamento juvenil en la localidad mallorquina de Alcudia?

Entre 1977 y 1982, el príncipe de Asturias asistió cada verano a campamentos de la OJE y de sus actividades deportivas, el NODO que veían todos los españoles, informaba puntualmente. En julio de 1980, Felipe de Borbón fue portada de la revista Hola. En la foto, el futuro rey construía un refugio para pasar la noche al raso. El príncipe participaba con 210 niños más procedentes de toda Extremadura de las actividades de un campamento en Villanueva de la Vera, en Cáceres. Con el príncipe estaban también sus primos Pablo y Nicolás de Grecia, además de Kiryl de Bulgaria. Doña Sofía llevó a su hijo y a sus sobrinos al campamento, cuyo instructor de montaña era el reconocido alpinista César Pérez de Tudela. Toda España supo cómo vivía el futuro rey sus actividades de verano. Y no existía la ley de transparencia.

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