Hace justo ahora dos años, la entonces primera dama norteamericana visitó Madrid con sus hijas pero sin su marido. Y su amigo el embajador le llevó a un asador cerca de El Pardo, como ya contamos en su día. Ahora ha vuelto con Barack y ha querido degustar con el ex presidente de EE.UU. los manjares que la cautivaron entonces en el restaurante El Filandón. Otros clientes del establecimiento no daban crédito este viernes cuando vieron a la familia Obama cenar a pocos metros de ellos. Luego, Pitingo cantó para todos y siguió incluso después de que se fueran los Obama.
Procedente de la ciudad portuguesa de Oporto, donde asistió a la cumbre del cambio climático, Barack Obama tuvo tiempo este viernes de cenar con su familia y varios amigos en el restaurante que ya conoció su mujer hace un par de años. Además, antes de viajar a Portugal, el antecesor de Trump en la Casa Blanca tuvo tiempo de verse en Madrid con Pedro Sánchez. Mientras, su mujer y sus hijas, que son muy fans de la capital, visitaron el museo de El Prado y el Thyssen.

Ya a última hora de la tarde, el ex embajador norteamericano en Madrid, James Costos, y su marido y Michael Smith, buenos amigos de los Obama, les ofrecieron una recepción en el piso que adquirieron hace meses en el madrileño barrio de Salamanca. El Duque de Alba, Alicia Koplowitz, Pedro Almodóvar y Penélope Cruz estuvieron entre los invitados, según recoge la revista Hola.
El Filandón es un agradable establecimiento situado entre Madrid y El Pardo, en concreto en la carretera de Fuencarral. En la primera ocasión que lo visitó, la entonces primera dama, al igual que James Costos y el interiorista Michael Smith, degustó ostras, salmorejo y ventresca de bonito; y regó estos manjares con distintos caldos, entre ellos un excelente crianza tinto Ribera de Duero de las bodegas Montecastro.
Un testigo presente en el restaurante relató entonces a Informalia que para proteger a la mujer del hombre más poderoso del mundo y a sus hijas había como mínimo y a simple vista hasta 12 vehículos todo terreno del alta gama, todos ellos con matrículas de Washington, en torno al lugar elegido para el ágape. Como mínimo se desplegaron para la ocasión 40 agentes de seguridad, con pinglanillos, todo ellos cuidaron de que el evento marchara sin sobresaltos en la que fue la segunda velada de la First Lady en esta visita a España.

