A sus casi 60 años, Javier Arenas se puede decir que ganó este jueves sus primeras elecciones, aunque fuera dentro de su propio partido, porque su aliada y la enemiga pública número uno de María Dolores de Cospedal, es decir, Soraya Sáenz de Santamaría, se alzó con el triunfo en las primarias genovesas. Ni que decir tiene que Arenas saldría de la cúpula del partido si Cospedal se hubiera hecho con el poder o llegara a él tras ennoviarse, políticamente hablando, con Pablo Casado para echar a Soraya. Sin embargo, el escaso margen de diferencia de la ex vicepresidenta con el segundo clasificado podría hacer que una alianza entre Casado y la ex ministra de Defensa tumbara a la campeona en el Congreso del PP, donde se decidirá finalmente quién sucederá a Mariano Rajoy. En la noche triste de este jueves, Cospedal leyó su porcentaje de votos (25,92%) y al saber que se quedaba fuera de la batalla sucesoria en el PP, anunció que se abría "un periodo de reflexión".

Ante semejante panorama, las opciones de Cospedal son tres: quedarse de segunda de Pablo Casado si prospera una negociación nada improbable (muchos barones lo dan por hecho), y a quien enchufaría sus compromisarios para el sorpasso a Soraya; retirarse a sus cuarteles de Castilla La Mancha, para pelear por la presidencia de la comunidad que ya dirigió, o marcharse de la política a sus 52 espléndidos años para estar más tiempo con su hijo adolescente, que estudia en Toledo, y su marido, Ignacio López del Hierro que, a punto de cumplir 70 años, goza de una magnífica posición económica. Cospedal lleva once años de feliz matrimonio pero siempre ha tenido la agenda repleta y poco tiempo para su familia. Es Abogada del Estado como Soraya Sáenz de Santamaría, y podría seguir la estela del Rajoy registrador (también con hijos estudiantes) en el sentido de retomar el cargo que ganó por oposición.

La opción de aliarse con el segundo en las primarias no es descabellada ni mucho menos. "No aspiro a nungún cargo ahora", dijo nada más conocer su derrota. Pero esto es política. A pesar de que se supone que Pablo Casado (15 años más joven que Cospedal y diez que Soraya) es algo así como el tapado de José María Aznar, y que María Dolores llegó a renegar de algún modo del aznarismo del cachorro ("no es malo ni bueno"), al lado de su relación con Soraya, las tensiones con Pablo Casado son para ella como un masaje en los pies al volver del trabajo.

La opción alfa de Cospedal por supuesto era ser la más votada y hacerse con el partido, y ella pensaba que lo conseguiría. "Si se presenta gana", nos dijo una persona muy cercana a la ministra de Defensa cuando Rajoy ya había sido desalojado de la Moncloa pero aún no estaba confirmada su candidatura. "Tiene el control del partido en casi toda España, excepto alguna provincia andaluza y el País Vasco", aseguraba nuestra fuente, la misma que se preguntaba qué es lo que le había hecho Cospedal a Soraya Sáenz de Santamaría "para que la odie tanto", en expresión de la persona con la que hablamos. "Soraya le ha puesto muchas zancadillas y cuenta con el apoyo de los medios, como laSexta, a los que ha hecho ricos, y especialmente de El Mundo, donde Javier Arenas manda mucho", opinaba la persona con la que hablamos, de la máxima confianza de María Dolores.

Javier Arenas (candidato a la presidencia de Andalucía durante muchos años, sin éxito, ex vicepresidente segundo del Gobierno y varias veces ministro) y María Dolores de Cospedal fueron amigos muy cercanos hace unos cuantos años pero la amistad se truncó en rivalidad por no decir otra cosa y son conocidos los movimientos de uno contra otro, especialmente en el campo andaluz, donde a los peones de la secretaria general y los de Arenas solo les han faltado pegarse en público, si es que no ha ocurrido.
En el entorno de Cospedal, supuestamente la gran perdedora de estas primarias, no sería ningún disgusto que la ex ministra se alejara de la primera línea política, donde como dice ella le han "partido la cara varias veces", y optara por la tercera opción que enumeramos. Otras cosa es que la ambición o el veneno del poder inoculado durante décadas la obliguen a seguir trabajando por su partido y por España.






