El que fuera ministro más breve de la historia de la democracia ha recibido uno de los mazazos de su vida después de su ascenso como titular de Cultura y Deporte y caída como defraudador de Hacienda. Después de asistir al nombramiento de su sucesor al frente del ministerio, huyó con su madre al piso de la playa y después tomó un avión a Londres con unos amigos.
Aislado y destrozado, desde el gran batacazo no va a las fiestas a las que estaba invitado y cuentan que lo ha pasado fatal. Eso es al menos lo que relata Antonio Diéguez en El Mundo este sábado, en donde por cierto se desvelan otras razones de Huerta para considerar los últimos doce meses de su vida como un verdadero annus horribilis.
Fue el 31 de agosto de 2017 cuando el padre del escritor y periodista valenciano se fue para siempre después de un Alzheimer. Con una pérdida tan dolorosa aún reciente, Maxim, tuvo que enfrentarse a principios de este año a una ruptura sentimental con un ex. Fue una segunda oportunidad, y no funcionó. Pero es que a sus 47 años el valenciano no logra encontrar el sosiego en el amor y ya son varios sus intentos de hallar una pareja estable.
Su relación más seria la vivió hace tres años con un gallego que ahora trabaja en el departamento de producción de Atresmedia. Al menos, este desengaño, si le rompió el corazón, le sirvió como inspiración para su novela La parte escondida del Iceberg (2017). Por lo demás, esta semana se dio a conocer su affaire y posterior ruptura con el estilista Juan Avellaneda.
Ahora está soltero y ha borrado el Twitter (no el Instagram), pero tiene buenos amigos, y también a su madre, la persona con la que se refugió en la playa, en su apartamento de cerca de Altea, de 80 metros, el mismo que apareció en las informaciones sobre el fraude a Hacienda que le ha costado el puesto después de seis días al frente del ministerio de Cultura y Deporte.