Hace un año que Sara Sálamo entró en la vida de Isco Alarcón después de un primer contacto en las redes sociales. En estos meses, ambos han asentado su relación hasta el punto de que la actriz vive prácticamente instalada en la casa del jugador del Real Madrid y de la Selección. Además, ella se ha ganado el corazón de Francisquito, el hijo que el futbolista tuvo con Victoria Calderón en el verano de 2014.


Sara, que cumplió 26 años en enero, ya afirmó en 2016 que acercó el veganismo a su novio de entonces, el actor Raúl Mérida. "El cambio de hábito alimenticio supone un cambio gigante en tu rutina y costumbres. Debes dejar de lado hasta de ir a los restaurantes de siempre, si quería tener una dieta equilibrada", escribió en su rincón de internet. "Así fue como, en vez de dejarme arrastrar por el entorno y las circunstancias, he intentado arrastrar yo a mi entorno a restaurantes vegetarianos", explicaba la actriz. Así por ejemplo, el pasado día de San Valentín, los enamorados se dejaron ver comiendo en uno de los mejores restaurantes de Madrid: Floren Domezáin, un local que lleva el nombre de su magnífico chef navarro El rey de las verduras.
La influencia de Sálamo en los hábitos alimenticios de Isco Alarcón, tres meses más joven que su novia, han inquietado por momentos al círculo del jugador madridista a lo largo de esta temporada. "No sabían cómo afectaría el veganismo a un deportista de élite, si bajaría su rendimiento", cuentan a Informalia desde el entorno del malagueño. Parece que estos temores se han disipado después de que el Real Madrid ganara la Champions otra vez, si bien el nivel del futbolista no ha sido este año tan bueno como antes.
En su blog, Sara se ha mostrado muy concienciada con este tema y ha explicado por qué ha eliminado la carne y los pescados de su día a día: "Tomé la decisión, pero no sólo por mi amor a los animales, y la defensa de sus derechos. Sino porque no quería formar parte de esta aberración. De éste desastre ecológico. Y es que si leéis y estudiáis un poco sobre el tema, entenderéis por qué el ritmo de la industria cárnica debe parar si queremos asegurar un futuro a nuestro planeta. Un futuro a nuestras siguientes generaciones". Con este panorama, no sería de extrañar que Isco dejara la carne, al menos delante de su novia.