Ya son marido y mujer y todo el planeta observa su beso al acabar la ceremonia en la puerta del castillos de Windson.
Finalizada la ceremonia a los sones del Ave María de Schubert, interpretada por un joven británico de 16 años, de origen caribeño, seguido del himno nacional, el matrimonio real, con las manos cogidas en alto al estilo palaciego, han dejado la capilla y se han dado por fin el beso en lo alto de la escalinata que la multitud esperaba impaciente, mientras un coro de gospell sonaba en los altavoces.. No hubo beso en el balcón porque el castillo de Windsor no dispone de la espléndida balconada de Buckingham Palace.
Con voz clara y una sonrisa constante, Meghan y Harry se prometieron amor y fidelidad antes de que se intercambiaran los anillos y les proclamaran marido y mujer. Meghan trasmite la seguridad de una mujer de vida complicada y dura, hecha a sí misma, un rasgo de su personalidad que atrajo a Harry desde el primer momento. El menor de Diana fue el más vulnerable de los dos hijos de la princesa de Gales. Meghan es resuelta y con las ideas claras y firmes, el complemento ideal para Harry.