La prometida del príncipe Enrique está con los nervios a flor de piel a falta de 8 días para su casamiento, el 19 de mayo en el Castillo de Windsor. De hecho, esta situación de estrés permanente le está haciendo adelgazar en exceso y desde que anunciaron su compromiso, el pasado 27 de noviembre, Meghan Markle (36) ha perdido 10 kilos.
Según ha contado una persona del entorno real a la revista australiana OK!, Meghan siente mucha presión por el día de la boda, tanta que no tiene ganas de comer: "Ella simplemente no tiene hambre, come a la fuerza. Realmente anda muy, muy nerviosa, y apenas puede dormir".
De hecho, esta misma fuente, que se mantiene en el anonimato, ha asegurado que su gran cambio físico le ha obligado a visitar varias veces el taller en el que están haciendo su vestido de novia para arreglarlo cada vez que ha adelgazado.
Lo cierto es que, además, a Meghan le gusta cuidarse. En una entrevista mientras rodaba la serie Suits, aseguraba que su alimentación está basada en una dieta equilibrada a base de frutas y verduras.
No obstante, la entonces actriz reconoció que durante los fines de semana tiene más flexibilidad y se permite algunos caprichos como las patatas fritas o el vino. Markle, también hace deporte. Heather Dorak es, además de su amiga, su entrenadora personal.
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