En Alemania no existe una Fundación Adolf Hitler y en Italia no tendría buena prensa un marquesado de Mussolini pero en España hay una Fundación que lleva el nombre de Franco, y el Rey Juan Carlos I creó el ducado de Franco, un título con grandeza de España que justificó calificando la dictadura como "una gloriosa etapa histórica de nuestra Patria". Ahora el título pasa a la nieta del dictador, después de falleciera la hija, Carmen Franco Polo y de momento parece que las objeciones de Izquierda Unida y PSOE no arrebatarán el título a su primogénita. Salvo que Felipe VI corrija a su padre.
La semana pasada el propio rey Felipe VI, acompañado de doña Letizia, bendecía con su presencia la publicación de la nueva edición del Diccionario Biográfico Electrónico. En esa obra de referencia la Real Academia de la Historia otorga a Francisco Franco el calificativo de dictador, un título que va en dirección contraria del que ostenta su nieta y que da categoría de nobleza a quien el propio Estado, en presencia del Rey, llama dictador.
Es una incongruencia más de la España democrática que por un lado asume con el consenso de todas las fuerzas democráticas que el Caudillo fue un tirano, es decir, que llegó al poder por la fuerza y sometió a un país durante décadas imponiendo por la represión su mandato y detentando la jefatura del Estado de un modo; mientras que por otro lado, premia lo que hizo desde la más alta representación del Estado, entregando y renovando a su familia y a su apellido el reconocimiento de grandeza de España.
Tanto el PSOE como Izquierda Unida han tratado de erradicar semejante paradoja, que pervive en la España democrática, pero de momento, los herederos del tirano seguirán presumiendo de abuelo con la cabeza bien alta. Al fin y al cabo, el título fue concedido por Juan Carlos I y mientras no haya nadie con derecho a él que se oponga a que la nieta de Franco lo reciba, se seguirá adelante con la sucesión.
La Diputación de la Grandeza es un órgano informante que depende del Ministerio de Justicia. En el caso de que haya más de un solicitante para suprimir cualquier título nobiliario, se emite un informe. Desde ese órgano se ha respondido a la petición de ambos partidos para que Felipe VI suprima el ducado de Franco a la nieta del dictador, Carmen Martínez Bordiú. Dictaminan que no hay una ley que ordene la anulación de este título y así lo recoge Monarquía Confidencial.
Ahora que el título ha sido reclamado por su nieta, Carmen Martínez-Bordiú, IU remitió escritos tanto al Rey como al Ministerio de Justicia alegando que este título "contraviene la Ley de Memoria Histórica de 2007". El PSOE ha recordado el lunes 30 de abril que también pidió al rey eliminar el ducado de Franco. Pero la Diputación de la Grandeza estima que hay un procedimiento administrativo que se tiene que cumplir y que no existe ninguna ley que ordene la anulación del ducado de Franco. Supondría saltarse la ley, es decir, supondría "prevaricación", según fuentes citadas por Monarquía Confidencial. Los títulos, una vez creados y otorgados, se rigen por las leyes ordinarias del ordenamiento jurídico de España.
Cabe recordar que el rey Felipe VI retiró a su propia hermana el ducado de Palma cuando se vio salpicada por el Caso Nóos, y tanto la infanta Cristina como su marido dejaron de ser los duques de Palma por voluntad expresa del Monarca. Por muy poco ejemplar e incluso por muy censurable que sean los comportamientos de doña Cristina e incluso de Iñaki Urdangarín, está claro que son angelitos de la caridad en comparación con Franco. De hecho, tanto IU como el PSOE justificaban su petición con el caso de la infanta Cristina. La diferencia, según los expertos, es que el ducado de Franco no pertenece a la Casa Real, como el ducado de Palma de Mallorca. Los títulos de la Familia Real se rigen por Real Decreto y el resto de títulos, como es el caso del ducado de Franco, lo hace por una ley de mayo de 1948, es decir, promulgada en el periodo de posguerra, en la época dura del franquismo más sórdido y represivo.
Izquierda Unida y el PSOE señalan la Ley de Memoria Histórica de 2007, que en teoría solo afecta a los monumentos públicos, ayudas y subvenciones que recuerden al franquismo, pero no a los títulos nobiliarios.
En España, cuando Francisco Franco se hizo con el poder tras el golpe de estado y la Guerra Civil, se retomó la concesión de títulos nobiliarios que habían sido abolidos durante la II República. Franco se apoyó precisamente en la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, promulgada en la dictadura, para dar apariencia de legitimidad a que su sucesor fuera Juan Carlos de Borbón, más tarde legitimado en las urnas y convertido en rey de una monarquía constitucional. Franco se permitió el lujo de conceder títulos (54 en 36 años). Juan Carlos I concedió un total de 51, tres menos. Así, además de los títulos de la viuda y la hija de Francisco Franco, intituló a destacados personajes de la transición, entre ellos dos ex-presidentes del Gobierno, la cultura, la ciencia o las artes.

Ni Felipe VI ni su padre se han atrevido a tocar los privilegios nobiliarios de Carmen Franco, hija de un gobernante dictatorial, juzgado por la Historia y las democracias de todo el mundo como un tirano implacable. Conviene recordar que Juan Carlos I otorgó este título apenas una semana después de que falleciera Franco, cuando España aún no era una democracia y por tanto no estaba legitimada en las urnas.
Al mismo tiempo, Juan Carlos otorgó a la viuda de Franco, Carmen Polo, el título de Señora de Meirás, y así explicó el porqué de la concesión: "Queriendo dar una muestra de mi Real aprecio y testimoniar los sentimientos de afecto y admiración a la egregia figura de doña Carmen Polo de Franco, de singular relieve en una gloriosa etapa histórica de nuestra Patria", tal y como consta en el Decreto-Ley 18/1975, de 26 de noviembre, o sea, seis días después de fallecer el general.
Puede llegar a comprenderse que en el contexto de aquellos días el Rey premiara de algún modo a la familia directa del dictador quien, al fin y al cabo, le había colocado como sucesor. Sin embargo, resulta más complicado pensar en 2018 que el actual Rey esté de acuerdo en el motivo para otorgarlo, o sea que el franquismo fue "una gloriosa etapa histórica de nuestra Patria", como se justifica oficialmente en la concesión de uno de los títulos que entregó su padre a los Franco, y que siguen vigentes.
Si Felipe VI retiró a su propia hermana el título de duquesa de Palma, otorgado por su padre con motivo de su boda con Iñaki Urdangarin, por qué no retira una distinción tan importante como el ducado de Franco, con grandeza de España? ¿Cuáles son los méritos de los Franco? ¿Conllevan el ducado de Franco y el Señorío de Meirás unos méritos que el jefe del Estado de una monarquía constitucional y democrática debe apoyar?
Hoy en día, el golpe de Estado de Franco y muchas de sus acciones durante su dictadura serían terrorismo puro y duro, cuando no crímenes de lesa humanidad, amén de otros muchos delitos. Sería impensable que el actual estado alemán no retirara las distinciones, si las tuviera, a cualquier descendiente de Hitler, o que Italia hiciera lo mismo con los familiares de Mossolini.
Es potestad del Rey mantener o retirar los títulos otorgados a la familia de Franco. Mantenerlo podría interpretarse como refrendar el franquismo y sin embargo retirarlo sería un claro mensaje de tu talante democrático. Al funeral de por Carmen Franco no acudieron los Reyes, ni los eméritos, ni nadie de la familia del Rey si exceptuamos a María Zurita o Jaime de Marichalar. Pero sí hubo singulares asistentes. El golpista Antonio Tejero fue recibido a los gritos de ¡Viva España!

