Como todo buen relato que se precie, el de Hervè Falciani, el informático franco italiano que filtró en 2008 una lista de evasores fiscales del banco HSBC de Ginebra, la famosa 'lista Falciani', detenido este miércoles en Madrid, esconde también una gran historia de amor y traición. En ella, el protagonismo es compartido entre el presunto delincuente y su ex amante, Georgina Mikhael, quien dio detalles de su romance prohibido en Vanity Fair, en 2013.
Ella conoció a Falciani cuando ambos trabajaban en banco HSBC de Ginebra, en 2006, y con el paso del tiempo, se enamoró de él. En ese momento, el informático estaba casado con Simona Calcagno, madre de su única hija, una niña con una enfermedad genética. Georgina no se enteró que tenía mujer hasta un año después de conocerle: "Me reveló que estaba casado, pero que desde hacía más de un año las cosas no iban bien entre su mujer y él. Que tenía una niña pequeña con una enfermedad. Quería separarse y me preguntó si estaría dispuesta a empezar una vida a su lado". "No hasta que te divorcies. Mientras, seremos amigos", dijo que le respondió.

Tres meses después, le habló de su plan: crear una sociedad con una "base de datos con nombres, apellidos, direcciones y cifras estimadas de las fortunas de potenciales clientes", una información que "interesaría al resto de bancos". Ella aseguraba que le dijo que era "legal".
En febrero de 2007 se pusieron manos a la obra: "Yo me ocupaba de ver cómo se podía dar de alta una sociedad en el Líbano; su hermano pequeño, Philippe, se centraba en Mónaco. Tenía otros amigos mirando en Canadá…", desvelaba Mikhael, que pasaba junto a él tanto tiempo que la mujer de Falciani se alertó ¿Le estaba engañando su marido con otra? Para resolver la duda, quiso conocerla: "Le dije que yo no quería. Además, yo sabía quién era ella, me la cruzaba en el gimnasio, iba alguna vez con la niña...", decía sobre Simona, quien sospechaba de su idilio: "Simona estaba en casa y le llamaba todo el tiempo porque la niña estaba enferma y lloraba (...) Intuía que había una historia de amor entre nosotros y tal vez pensó que yo conocía algo de sus cuentas. Hervé me había dicho que todo el interés de su mujer era obtener mucho dinero y el divorcio. Que no quería estar más con él. Pasaba muchas noches conmigo…", relataba Georgina.
Poco después, Falciani creó la sociedad bajo el nombre Parlova, en un guiño a su romance, y se marcharon al Líbano para explorar cómo funcionaba el primer mercado que pretendían explotar. Al ser de allí, Georgina ejerció de guía turística de su amante y le presentó a su familia, que cayó rendida ante el conquistador: "A mi madre le gustaba mucho Hervé, ¿sabe? Le parecía que podía ser un buen marido", aseguraba.

Allí comenzaron a aflorar sus sospechas hacia él cuando cambió su nombre en la tarjeta de presentación mientras dejó el de ella tal cual. En la visita a uno de los bancos, las intuiciones de Georgina se avivaron: "Estaba un poco contrariada. Recuerdo especialmente a la mujer que nos atendió en el Banco Audi porque Hervé se situó a su lado con el ordenador y empezó a decirle: 'Como ve, estos son los datos que tenemos. Tal vez pueden serles de utilidad. Si les interesaran podríamos ver el precio'. La cara de la mujer era muy rara… Yo estaba sentada enfrente y Hervé no me dejaba acercarme. Discutimos por aquello, porque sentía que me escondía algo, no me gustaba cómo estaba haciendo las cosas".
Enfadados, volvieron a Ginebra. Fue entonces cuando la mujer que los atendió en el Banco Audi dio la orden de alerta a la Asociación Suiza de Banqueros: informaba de que dos personas, de la sociedad Parlova, se habían presentado en el banco con el fin de negociar la venta de una base de datos de clientes de bancos suizos.
Georgina, consciente de lo sucedido, empezó a "presionar a Hervé para que le contara todo": "Le dije que si me amaba, tenía que confesarme todo: su pasado, su presente…". Y así fue, el 28 de febrero de 2008, el día del cumpleaños de Georgina, Falciani le reveló parte de su oscuro pasado: "Sentí que, por primera vez, era honesto. Me dijo que había estado casado antes con una mujer diez años mayor que él. Se llamaba Morrisette. Que su padre y su madre no le hablaron durante los siete años que duró el matrimonio. Al parecer, había tenido problemas con la justicia, se había separado de Morrisette e iniciado una nueva vida. Al final reconoció que había entrado en HSBC con el único objetivo de robar los datos. Decía: 'No importan los obstáculos, importa el fin. Yo empecé en Mónaco, he conseguido llegar hasta aquí, y con esto se puede ganar mucho dinero'".

Tras su confesión, Mikhael decidió seguir con Falciani, pero sus intenciones cambiaron: "Después de que Hervé me hubiera confesado todo, yo me encontraba en una situación muy complicada. Intenté hacerle creer que quería seguir saliendo con él, pero lo que pretendía era saber más cosas de su plan. Sólo observaba sus maniobras para tener más pruebas, pero no hice nada ilegal. Le aseguro que viví sin dormir durante meses, con un eczema terrible en la mano izquierda debido a los nervios que pasaba".
La situación terminó por ser insostenible y Georgina reconoció que decidió tomar distancia: "No podía más. La situación era insostenible (...) Supe que veía a otras chicas: Myriam Métry, a quien conoció en una partida de póquer, y Doina Istrati, del gimnasio. ¡A una de ellas le pidió también que le comprara una tarjeta telefónica de prepago! ¡Lo mismo que había hecho conmigo! Pensé que estaba buscando una nueva cómplice. Me daba rabia cómo manipulaba todo, cómo hacía lo que quería utilizando a la gente, el portátil de su mujer, la identidad de otra persona… Le amenacé con contárselo a sus jefes. Fue peor". Según contaba ella incluso tuvo que acudir a un centro médico: "Un día acabé en el hospital por sus agresiones".
Finalmente, Georgina fue detenida y Falciani cayó poco después, aún en Ginebra. En una noche de permiso por las autoridades para cuidar de su hija, Hervè huyó con su mujer y su hija a casa de sus padres en Castellar, el último pueblo francés de la Costa Azul, pegado a la frontera italiana. Se lanzó entonces una orden de detención internacional, pero en el país galo, al ver que tenían en su poder a un hombre que poseía una lista de evasores fiscales mastodóntica, abrieron su propia investigación. No contra Falciani, sino contra los supuestos defraudadores.
La historia saltó a los medios y la lista Falciani se hizo pública: era infinita y repleta de nombres conocidísimos. Entre los españoles aparecían el fallecido banquero Emilio Botín o el piloto de F1 Fernando Alonso. El 1 de julio de 2012, en el puerto de Barcelona, en un barco procedente de Sète (Francia), Falciani fue detenido.

La vista de su extradición se celebró un año después y Hervè acudió camuflado bajo una peluca y unas gafas. En su declaración mantuvo que fueron varias las personas en el banco que le proporcionaron las pruebas necesarias para demostrar que en el HSBC había una ausencia de control que dejaba la puerta abierta al blanqueo de capitales, que su papel fue solo el de asegurarse de la veracidad de las pruebas que otros pusieron a su disposición y que se puso en contacto con la justicia suiza, pero a nadie le interesó.
Su estrategia de defensa encontró respuesta en su ex amante: "¡Ah sí! ¡Ahora resulta que iba a ayudar a otros bancos! Una más de sus mentiras. Ahora juega al bueno de la película, al cazador de fortunas opacas y cambia de versión una y otra vez. Mire, sobre nuestro viaje a Beirut ha dicho de todo. Ha modificado la historia mil veces y cada vez olvida algo. La primera vez dijo que para venir yo le había tendido una trampa, que lo había encerrado en una iglesia, luego en un templo judío, luego en una camioneta… Después mantuvo que estaba en una misión secreta con el objetivo de saber quién era enemigo de Suiza. Más tarde explicó que había tratado de provocar una alerta de la patronal bancaria suiza porque, aunque había intentado denunciar los hechos a la policía, nadie le había hecho caso. Todo es mentira. De mí, ha llegado a decir que soy de Hezbolá. Es un manipulador, lo diré una y otra vez. Cuando lo escucho enarbolar la lucha contra la opacidad financiera me río", decía exaltada Georgina a Vanity Fair.
La Audiencia Nacional rechazó la entrega del ex empleado a Suiza porque los delitos, espionaje financiero, violación del secreto bancario, no estaban tipificados en la legislación española. Desde 2012, Falciani reside en España, que negó su extradición, y colaboraba con la Agencia Tributaria en la lucha contra el fraude.
Sin embargo, este pasado miércoles, fue detenido y las autoridades estudian su extradición a Suiza. Curiosamente, allí se encuentran fugadas las independentistas catalanas, Marta Rovira y Anna Gabriel. Medios internacionales como Le Monde se preguntan si el informático no será "la moneda de cambio". La historia continúa.