La reina de corazones traspasa fronteras. Este jueves, la filipina ocupa las páginas del The New York Times, que dedica una extensa entrevista a su novio, Mario Vargas Llosa, y se detiene en la figura de la madre de Tamara Falcó, a quien definen como "una mujer de presencia y belleza felina".
La periodista Marcela Valdés empieza el artículo de su charla con el Nobel dejando claro que una parte importante del mismo recaería en la figura de Isabel: "Vargas Llosa nos recibe en una casa imponente, parece una residencia apropiada para el último gigante vivo de una edad dorada de la literatura latinoamericana, pero la casa no pertenece a Vargas Llosa. Sobre la chimenea de la biblioteca cuelga un retrato de su dueña, Isabel Preysler, con un vestido rojo", describe Valdés.
A continuación, la periodista del Times cuenta que Vargas Llosa dejó a su esposa, Patricia Llosa, en 2015 tras 50 años de amor, da algunos datos de Preysler y hace patente la incomodidad de entrevistar al escritor en la casa que acogió la relación de la "reina de corazones" y su tercer marido, el ex ministro socialista Miguel Boyer. "Fue un escándalo que Vargas Llosa montara su escritorio con pilas de libros y un busto de Honoré de Balzac en un pequeño rincón de la biblioteca de Preysler, en medio de los viejos libros de ciencias y matemáticas de Boyer", dice Valdes, con cierta mala uva.
Valdes, además, define a la socialité como "una mujer de presencia y belleza felina, que astutamente supo convertir la atención de los tabloides en una especie de carrera proto-Kardashian: presentando programas de televisión y promocionando bienes de lujo como la joyas de Rabat o los azulejos de Porcelanosa".
En su afilado artículo, también tiene munición para Vargas Llosa, que declara al medio que le sigue horrorizando la prensa del corazón y aquellos que aparecen en ella: "Es un verdadero trabajo enseñar tu vida privada. Es como un striptease (…) y es un mundo que me produce, literalmente, horror". La periodista, entonces, aclara que "esa es precisamente la profesión de Preysler", por lo que "mientras estén juntos, esa también será la profesión de Vargas Llosa".
Los hijos de Vargas Llosa rompen su silencio
Durante su charla con el literato, Valdés le pregunta por su vida privada y él se niega a contestar: "Eso tiene que ver con el amor (...) Y el amor es una experiencia privada. Si la haces pública, se convierte en algo barato, chapucero, lleno de lugares comunes. Así que creo que una persona no debe hablar sobre el amor.
Debido a su negativa, la periodista decide recurrir al testimonio de los hijos. Álvaro Vargas Llosa es el primero en hablar: "Tienes que entender que mi padre es una persona que se entrega con pasión absoluta a aquello en lo que cree, incluso cuando ese algo es un error", explica.
Morgana Vargas también rompe su silencio para hablar del divorcio de sus padres en el reportaje de The New York Times: "Viendo que muchos matrimonios de desmoronan después de dos, tres, cinco o 10 años, creo que ha sido un éxito rotundo que mis padres hayan compartido una vida juntos durante 50", asegura.
Por último, Gonzalo Vargas, el hijo más pequeño del Nobel y quien desaprobó públicamente el divorcio de su padre, cierra con contundencia: "Teníamos una relación muy especial y muy cercana, y lo quiero mucho", dice y añade: "Si el año en el que abandonas a tu esposa tras 50 años de matrimonio y dejas de hablar con tu hijo es el más feliz, entonces eso no habla bien de ti. Está bien que lo piense, pero ¿por qué decirlo públicamente? Lo encontré de poco gusto y además doloroso".