Las imágenes que contiene este reportaje podrían dañar la sensibilidad del lector. Este post podría comenzar así pero no. La razón por la que reproducimos escenas de la obra es porque son el mejor modo de informar y describirla. Vamos a hablar de sexo pero con arte, que diría Lorena Berdún. La sexóloga conduce un espacio de sexo en Telemadrid y durante la presentación de la programación de la cadena pública en septiembre, aprovechó para lanzar el anzuelo a los políticos que había en el evento con el objetivo de pescar invitados. A quien asaltó primero fue a Cifuentes, micro en mano. "Cristina, ¿tú te acuerdas de que hace tiempo que tenemos pendiente una charla de chicas?", preguntó Berdún. "Sí, pero, entre tú y yo, no delante de millones de personas", le respondió la presidenta.
La sucesora de Ignacio González no quiso desnudar entonces sus intimidades, comprensible actitud, pero ese pudor no parece estar tan presente en la obra que la Comunidad que preside propone para uno de sus teatros públicos



La Comunidad quiere vanguardismo y ésa es la explicación que dan desde la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes del gobierno de Cristina Cifuentes para estrenar en un teatro público una obra que incluye masturbaciones, erecciones, fisting (introducir el puño en el ano) o cunnilingus, entre otras prácticas. Éstas son las escenas que se verán desde este viernes y durante 24 horas seguidas en las 33 tragedias programadas.


27 actores y actrices lleven a escena esta bacanal griega que se presentará en inglés, francés, alemán, holandés e italiano con sobretítulos en español de los textos de personajes como Antígona, Prometeo, Edipo o Electra.

La obra Mount Olympus. To Glorify the Cult of Tragedy, del director belga Jan Fabre, llega este viernes a los Teatros del Canal precedida de polémica. Desde las siete de la tarde de mañana y hasta las siete de la tarde del sábado, la Sala Roja de los Teatros del Canal de Madrid acoge esta producción inspirada en la mitología griega y convertida en un maratón de horror y sexo.

"La idea para mí era saber si puede existir la catarsis en el teatro actual, la misma de las tragedias griegas, y la respuesta es que sí", ha dicho el belga Fabre durante la presentación de la obra en Madrid, sobre su espectáculo, estrenado en Berlín hace dos años.

Según sus palabras, quiere provocar en el público una "catarsis física y mental", como ha sucedido en París, Belgrado, Sevilla, Roma, Ámsterdam, Jerusalén, Berlín, Viena y en las 17 ciudades europeas por las que ha pasado.

No todo el mundo ha entendido que tal libertad creativa y de expresión sea la elección ideal para un local de titularidad pública. Las escenas que se ven en las fotografías distribuidas han escandalizado a no pocos críticos; no porque se representen una obra transgresora sino porque se haga con el dinero de los impuestos de los contribuyentes madrileños.

Desde el área que dirige Jaime Miguel de los Santos (PP) recuerdan sin embargo que las entradas están agotadas desde junio y que "nadie está obligado a verlo". En abril de 2016 se representó en el Teatro Central de Sevilla, también con financiación pública. Cristina Cifuentes apoya la labor tanto de su consejero como de la directora de los Teatros, Natalia Álvarez Simó.
