Tras la muerte de la única hija del Generalísimo, la herencia de los Franco vuelve a estar en primera línea. Se supone que todo esta atado y bien atado, como dijo el dictador con el futuro de España, sin sospechar que pocos años después de su muerte, Santiago Carrillo y La Pasionaria estarían sentados en el Congreso de los Diputados y, por fortuna, la Democracia acabaría abriéndose paso.
Se ha hablado mucho de las posesiones en Filipinas y Argentina de la familia Franco, de los millones que colocaron fuera de España pero, según nuestros informes, el patrimonio inmobiliario es mucho más. Casas en Madrid, como todo el edificio de la calle Hermanos Bécquer, donde vivía Carmen, la enorme finca de Móstoles, aunque parte de ella la disfruta ya José Cristóbal, y una estupenda finca en Lugo de Llanera, cerca de Oviedo, que era propiedad de doña Carmen Polo.
No tiene una inmensa fortuna Carmen Franco pero dejará a sus hijos mejor de lo que viven algunos. Si algunos de ellos dispusieran de una gran liquidez, por ejemplo la mayor, Camen, no andaría vendiendo exclusivas por los platós de televisión, contando su vida y miserias, como también hizo en su momento Jaime.
Francis, consejero económico de su madre y administrador de su patrimonio, hace tiempo que organizó con ella el reparto de los bienes, que no son tantos como dice la leyenda, pero muchos más de los que tienen la mayor parte de los ciudadanos de clase media de este país.
Carmen Franco confesó que padecía un cáncer terminal el pasado mes de noviembre. El Mundo recogía esta sincera y valiente declaración de la hija del dictador con motivo de la publicación de su biografía, escrita por Nieves Herrero (Madrid, 1957). La periodista entrevistó durante varas semanas a la marquesa de Villaverde en su casa de Madrid y descubre en su obra la faceta más humana y personal de una mujer no muy bien conocida por la opinión pública a pesar de su apellido.
Nieves Herrero concluye que Carmen Franco había sufrido por muchos hechos ocurridos en sus 91 años de vida pero dice que sólo lloró por la muerte de su nieto Francisco de Borbón Martínez-Bordiú, fallecido a los 11 años en un accidente en el coche que conducía su padre, Alfonso de Borbón. Más allá de esta tragedia, la periodista cuenta en su libro que a Carmen nunca le habían afectado los avatares personales, matrimoniales y hasta los problemas judiciales de sus hijos, cuyas vidas ha respetado, sin obligarles a nada ni hacerles reproches. Ha sido practicante del "vive y deja vivir", cuenta la autora de la biografía. No obstante, cuesta creer que en su interior Carmen haya permanecido indiferente ante determinados hechos relacionados con sus siete hijos y que a cualquier otra madre le hubieran acarreado importantes disgustos.

Carmen, la mayor, se escapó a la Costa Azul francesa con un señor casado, Fernando de Baviera, de donde tuvo que ser "rescatada" por su padre, Cristóbal Martínez-Bordiú, traída de regreso a España sí o sí, y llevada en volandas a Suecia con sus padres, donde Alfonso de Borbón Dampirre era embajador de España, para que de esa visita surgiera la boda que la hija, el yerno de Franco y doña Carmen Polo, deseaban para Carmencita.
Pero Carmen se aburrió con el nieto de Alfonso XIII y a pesar de tener dos hijos se fue a París con otro hombre casado, el anticuario Jean Marie Rossi, con el que tuvo a su hija Cyntia. A ese matrimonio siguió un tercero, con José Campos, de corta duración, un noviazgo sonado con Luis Miguel Rodríguez, el llamado Rey de la Chatarra, y su actual amigo especial, el coach australiano, unos 30 años más joven que Carmen.

Pero si a lo mejor a otras madres les hubiera supuesto un disgusto mayúsculo, a Carmen Franco le hacían gracia los vaivenes sentimentales de su hija mayor. Menos gracia debió hacerle que su hijo Francis Franco, con dos matrimonios a cuestas y muy cuestionado siempre por sus episodios de arrogancia, tuviera sobre sí una petición de seis años de prisión por atentado a la autoridad , contra la seguridad vial y daños, después de un enfrentamiento con la guardia civil.

Cristóbal acaba de separarse de su esposa Jose Toledo, un matrimonio que parecía sólido y ajeno a las crisis. Pero ha sido Jaime, el menor, quien la ha traído en jaque por sus problemas con el alcohol y las drogas, otro matrimonio fallido con Nuria March y una novia anterior que acabó sentándole en el banquillo por maltratador.

Sus hijas Mariola y Arancha son las más discretas y pacíficas de la familia pero Merry, o más bien su ex marido, Jimmy Giménez-Arnau, consiguió amargarlos a todos, con las infamias que publicó en libros y contó en directo en los platós, contra su ex mujer y los Franco. Sin embargo Carmen madre, ahí estuvo siempre, inmutable, apoyando públicamente a sus hijos. (Abajo, Merry, Mariola y Arancha)



Seguramente hubiera querido que sus vidas fueran más ejemplares, pero ni los criticó ni los excluyó de su vida. Al contrario, Jaime Martínez Bordiú fue acogido en la casa familiar de la matriarca cuando se rompió su matrimonio y pasó por su peor etapa de drogodependiente.