Estos días, el Museo de Cera de Madrid, uno de los 10 más visitados de España, ha estrenado dos nuevas figuras, la de Javier Fernández, campeón del mundo de patinaje, y la de Jorge Sanz, uno de nuestros actores más queridos. Pronto llegarán las de Isabel y Mario, pero con sorpresa.
Unos personajes entran, otros tienen que dejar sitio a los que se van incorporando. Y es que las 491 figuras de cera repartidas entre los 2.000 metros cuadrados del museo madrileño van perdiendo vigencia, como Nicole Kidman, que ha estado allí muchos años pero no puede quedarse para siempre.
No todos salen por la puerta de mercancías, como pasó con Jaime de Marichalar, cuya figura acabó dejando el recinto en una carretilla en el momento en que se produjo el divorcio del ex duque de Lugo y la infanta Elena. "Pero no fue ninguna imposición de Zarzuela", matiza un portavoz del museo. "Dejó de ser miembro de la Familia Real, no podía seguir formando parte del grupo junto a los reyes. Lo mismo ocurrió con la infanta Cristina y Urdangarin. Nada tuvo que ver su marcha con los temas judiciales. A partir de un momento dado, se decidió de forma institucional que la Familia Real se reducía a don Felipe, Letizia y sus hijas y eso se reflejó aquí. No habido nada extraño". De la reina Letizia se han hecho ya tres imágenes, según iba evolucionado su físico y a medida que iba pasando el tiempo (y pasando por el quirófano).
Y no todos los famosos a los que se propone ser inmortalizados en cera han aceptado formar parte del museo. En los años 90, Pedro Almodóvar agradeció ese honor pero se negó a estar junto a las figuras más importantes del mundo, "porque le daba no sé qué", explican Gonzalo Presa, responsable de comunicación de la entidad. "Sus películas son fuertes y trasgresoras, pero nos dijo que le impresionaba verse así y declinó la invitación", recuerda el portavoz.
Otros han quedado muy descontentos con el resultado de su reproducción. Fue el caso de Manolo Escobar, cuya figura fue destruida a bombo y platillo en los años 70, en una ceremonia en la Casa de Campo de Madrid, un acto que también le sirvió al museo como una publicidad simpática.
El próximo invitado en tomar posesión de un lugar destacado será Isabel Preysler, el próximo febrero. Los especialistas del museo trabajan estos días en la figura de Isabel, que da su aprobación a las pruebas que le van presentando. Mario Vargas Llosa tiene su figura allí desde hace 10 años pero con la llegada de su novia le cambiarán de sitio. El escritor y Preysler estarán juntos en la sala dedicada a Romeo y Julieta y se les colocará en el sitio que ocupaban Brad Pitt y Angelina Jolie, símbolos del amor contemporáneo que en su día vivieron los amantes de Verona.
Isabel y Mario, los amantes de la avenida de Miraflores, podría ser el título de la nueva pareja de cera.

