El ex conseller de Empresa i Coneixement salió de la cárcel de Estremera pasadas las dos de la tarde de este viernes tras hacer efectiva la fianza de 50.000 euros que le impuso la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela tras tomarle declaración como investigado por delitos de rebelión, sedición y malversación de caudales públicos. A la salida del centro penitenciario donde pasó la noche igual que otros cinco consellers destituidos, les esperaba su pareja, Javier Luque, su gran apoyo en estos difíciles momentos.
Sin miedo a los reporteros gráficos que trataban de captar una imagen del momento (la fotografía de arriba es de la agencia Efe), este ex empleado de Telefónica, de 38 años, seis menos que su novio, estaba donde tenía que estar: a las duras y a las maduras.
El ex único ex consejero que no está entre rejas o fuera de España y la persona con la que comparte su piso del Eixample barcelonés se conocieron en 2015, tras el divorcio de Vila del chef brasileño Rafael Vertamatti. No son excesivamente dados a la vida nocturna y prefieren navegar o hacer montañismo.
De origen navarro, la persona en la que ahora se apoya el conseller es licenciado en Derecho por la universidad de Zaragoza y cursó un máster en Márketing en Esic. Según El Mundo, desde abril de 2014 trabaja en el departamento de Servicios Financieron Globales de Telefónica Digital. Antes había trabajado en Madrid, en el banco BNP Paribascomo Key Account Manager, y en Banesto.
Vila ha hecho un llamamiento a los partidos y a las principales autoridades del Estado, entre las que ha citado al presidente Rajoy, a la presidenta del Congreso y al presidente del Senado. que intercedan en favor de sus ex compañeros encarcelados, con el fin de acabar con esta "situación terrible", según ha dicho.
Recordemos que ex consejero de Empresa de la Generalitat dimitió de su cargo antes de que el 155 cesara a sus compañeros de gabinete. Vila no estaba conforme con los últimos movimientos de su jefe, Carles Puigdemont y dicen que Javier, su chico, ha influido mucho en esta decisión.
Ahora que Puigdemont no descarta volver a presentarse como candidato a la presidencia de la Generalitat en las elecciones del 21 de diciembre, cabe apuntar que el nombre de Vila también ha sonado como candidato.
Religioso, gay, divorciado y taurino, dicen que es muy divertido. Se casó el 5 de julio de 2014, cuando pertenecía al gobierno de Artur Mas, ocupando la consejería de Territorio y Sostenibilidad. Adelantado a su tiempo, defendiendo con naturalidad y orgullo su condición sexual, nunca ha escondido que es gay y ha sido visto en público acompañado de su pareja, el chef brasileño Rafael Vertamatti, a quien conoció en 2004 en el Ampurdán.
Educado en la fe cristiana (y en colegio de curas), tuvo que contraer matrimonio en el juzgado. Les casó Puigdemont cuando llevaban diez años juntos pero el enlace destrozó su amor y al año y medio rompieron.
Santi Vila es un reconocido aficionado a la fiesta nacional, hasta el punto de que se enfrentó en 2010 a sus correligionarios cuando se pronunció sobre la prohibición de las corridas en territorio catalán. Él estuvo a favor de los toros, amparándose en la libertad de voto, pese a que su partido votó en bloque en contra. De hecho, sigue saliendo de Cataluña, donde las corridas no son legales, cuando desea disfrutar de su afición.
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