Ya no queda ningún rastro del amor que unió a la tonadillera y el ex-alcalde marbellí por aquel 2012. El último vestigio de esta pasión ha desaparecido: la finca Mi Gitana, donde fueron felices la cantante y el ex alcalde de Marbella, ha sido reducida a escombros, dejando atrás el oscuro pasado del caso Malaya que llevó a los dos amantes a entrar en prisión.
Tras la venta de Isabel Pantoja (61) de la finca y el reciente el permiso del consistorio de la ciudad malagueña, la propiedad ha sido demolida por su actual propietario para construir una nueva mansión en su lugar.
Así las cosas, en el olvido quedan ya la inmensa piscina o el gigantesco estudio de grabación que ordenó construir Julián para la artista, donde se recluía largas temporadas alejada de la prensa. Esta nueva casa será más moderna, alejada de aquella polémica. Eso sí, siempre perdurará como aquella insignia del poderío marbellí cubierto de corrupción.
Una propiedad más que se suman a las de que Isabel Pantoja intenta desprenderse para mejorar su situación económica. Sin ir más lejos, la tonadillera también intenta vender desde hace algún tiempo su piso de soltera, en el que vivió con Paquirri valorado en 600.000 euros.