Delgado, con los ojos tristes y sin amago de sonrisa alguna. Así aparece el actor en las tres portadas que protagoniza para la revista GQ. Junto las imágenes, el ex marido de Angelina Jolie habla por primera vez a corazón abierto y reconoce su alcoholismo, según él, una de las causas de su divorcio.
"El alcohol arruinó mi matrimonio?, admite Brad Pitt. La confesión del actor era algo que ya había trascendido -se sometió a test de drogas y alcohol para seguir viendo a sus hijos- si bien es cierto que nunca había sido confirmado a las claras por él mismo.
En la charla con la publicación, Pitt reconoce que la bebida fue un "problema" durante los años de convivencia con su Angelina. "No recuerdo ni un día desde que salí de la universidad en el que no hubiera estado bebiendo o me hubiera tomado algo", señala. "Cuando formé mi familia detuve todo excepto el alcohol. Incluso este último año estaba bebiendo demasiado. Se había convertido en un problema", añade Pitt, que asegura estar recibiendo tratamiento.
Asimismo, el intérprete también asegura que los largos períodos lejos de casa le pasaron factura: "Los niños son tan delicados. Ellos lo absorben todo. Necesitan que las cosas les sean explicadas. Necesitan ser escuchados. Cuando me dejo llevar por el trabajo, no escucho. Quiero ser mejor en eso", promete.
Tras el divorcio, que le produjo un sentimiento parecido al de una muerte, el protagonista de Seven desvela que durmió en el piso de su amigo, David Fincher, durante seis semanas. No podía regresar a Beverly Hills: "Era muy triste estar aquí al principio, así que fui y me quedé en el piso de un amigo, un pequeño bungalow en Santa Mónica. Él siempre tendrá una puerta abierta", cuenta el actor.
Las palabras de Pitt quedan bien representadas en el semblante serio y taciturno que luce a lo largo de todo el reportaje fotográfico. Las imágenes muestran a un hombre débil que está atravesando por uno de los momentos más duros de su vida.