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Fidel Castro: la vida privada del líder de la Revolución cubana

  • Fallecido a los 90 años

Cumplió 90 años el pasado 13 de agosto (1926, Birán, Cuba), y con su muerte se ha llevado seguramente el secreto de cuantas damas pasaron en tantas décadas por su cama, a cuyo alcance tuvo siempre el célebre fusil ruso Kalashnikov, amén de los guardaespaldas que hacían oídos sordos a los inevitables gritos y susurros del amor.

La vida privada del comandante está minada de fábulas y mitos. Si todas fueran ciertas olocarían al fallecido guerrillero a la altura de Casanova, el gran seductor del Caribe. En Cuba hay quien dice que tuvo más de 30 hijos, aunque sólo ha reconocido a 9 de ellos.

En la isla, siendo un tema tabú, pocos dudan de que tenga hijos en todas las provincias, incluso una niña adolescentes. Decían hasta hace no más de seis o siete años que seguía siendo activo sin tomar Viagra. La vida sexual y matrimonial de Fidel daría para escribir un extenso culebrón.

Por supuesto, en los medios estatales hay poca o nula documentación sobre la vida particular del comandante único. Los cubanos, aficionados a las leyendas y amantes de la mitomanía, inventan historias sobre sus interioridades hogareñas que generalmente tenían su origen en los desertores de su entorno familiar, como suegras, nueras o escoltas.

El libro Fidel y Raúl, mis hermanos es la historia secreta escrita por su hermana Juanita. El libro aún no circula con fluidez por la isla. Juanita cuenta que Castro tenía casas, posesiones y fincas por todo el país. Que le gustaba comer como un sibarita; tomar buenos vinos y whiskys; cazar en cotos montañosos y practicar la pesca submarina.

Gabriel García Márquez, ya escribió hace muchos años de las comilonas increíbles del comandante. El colombiano contaba que una tarde apacible, asombrado, vio al líder de la revolución cubana engullir 18 bolas de helado de mantecado, una tras otra.

Alguna periodista que tuvo la oportunidad de rozarle, decía que sus manos eran suaves, sus dedos finos y largos y que la blandura con que las estrechaba contrastaba con su fama de tipo ácido y duro. 

Hay quien dice que la gula y el sexo fueron aspectos sobresalientes en la vida de Castro. Tenía campos sembrados de frijoles y hortalizas, de variedades superiores y resistentes al clima local, donde solía realizar experimentos. En su inmensa hacienda particular, con medio centenar de mansiones, conocida como Zona 0, en Siboney (Cerca de Santiago), poseía fábricas de quesos y helados. Según Juan Ramón Álvarez, uno de sus escoltas desertores, llegó a tener un establo con vacas en el edificio de la Calle 11, en el Vedado, en La habana, donde residió su secretaria Celia Sánchez.

De ser ciertas algunas historias, Castro respetó poco sus matrimonios. Antes de 1959, cuando era un agitador político, casado con Mirta Diaz-Balart y padre de su primer hijo Fidelito, sentimentalmente se unió con una mujer también casada, Naty Revuelta, la madre de su hija Alina.

La prensa oficial cubana, controlada por el gobierno, nunca habla de su familia. Sin embargo, no destruye la leyenda del Macho Castro, insensible ante el amor femenino, Guerrero que sólo utilizaba a las mujeres para satisfacer sus necesidades. Delia Soto del Valle, su última esposa fue casi una desconocida para la población cubana: de Miami es de donde llegan las noticias sobre sus intimidades.

Solo uno de sus hijos cuenta con cierta presencia mediática: Tony Castro ocupó un importante puesto en la federación internacional de beisbol. Por lo demás, sus hijos están en la sombra. El primogénito, Fidel Castro Díaz-Balart, que una vez estuvo al frente de la energía nuclear en la isla, dejó sus funciones públicas.

Cuando Clinton estuvo en la Casa Blanca, la prensa oficial se regodeó con la historia de Bill con Monica Lewinsky. Pero ningún periodista estatal escribió una línea para desmentir los rumores que dicen que Celia Sánchez y su traductora de inglés, Juanita, fueron queridas de Castro durante largo tiempo. O para hablar de su esposa oficial.

Hace dos años, un guardaespaldas que fue enviado a la cárcel después de pasar 17 años protegiéndolo, sacó a la luz el lado más oscuro de Castro.  Juan Reinaldo Sánchez, autor del libro La vida oculta de Fidel Castro, presentaba el retrato de las intimidades del Guerrillero. Entre otras cosas, revelaba el nombre de nueve de sus hijos y de las mujeres con las que ha compartido su vida, señalando que ha tenido varias amantes.

Empieza por su última esposa, Dalia Soto del Valle, con la que convivió desde 1961. Algo que, no obstante, según señala el propio autor, no le ha impedido en absoluto mantener varios escarceos con otras mujeres. Habla también de su primera esposa, Mirta Díaz-Balart, con quien tuvo a su durante mucho tiempo primogénito oficial, Fidelito, nacido en 1949, y descubre que tal condición corresponde realmente a Jorge Ángel, nacido de una relación de sólo tres días con una mujer llamada María Laborde y seis meses mayor que Fidelito, según los papeles consultados por el autor.

Con Natalia Revuelta tuvo también fuera del matrimonio a su única hija, Alina, nacida en 1956, quien se ha definido a sí misma como "la hija rebelde de Fidel Castro" y cuyo posado en biquini en un anuncio del ron Havana Club le costó una seria discusión con su padre. Con Dalia, quien permaneció en la sombra hasta 2006, tuvo cinco hijos más: Alexis, Alex, Alejandro, Antonio y Angelito. El autor habla de cuatro posibles hijos ilegítimos más, de los que sólo pudo comprobar la existencia de uno, Abel, fruto de su relación con su intérprete personal, Juanita Vera. Incluso, aborda una infidelidad de la compañera del líder, en 1984, que acabó con el amante en paradero desconocido y la reconciliación de ambos.

En varios momentos del libro el ex guardaespaldas se refiere a Castro como "el monarca", detallando sus posesiones inmobiliarias y su elevado tren de vida, con predilección por el whisky Chivas Regal y destacando la existencia de una isla privada del comandante, Cayo Piedra, cuyas estructuras son visibles consultando Google Earth y que ha contado con ilustres visitantes como, según revela el propio Sánchez, el propietario de la CNN, Ted Turner, o el fallecido escritor colombiano Gabriel García Márquez.

Para acceder a ella, señala que se desplazaba con un yate, ahora algo antiguo pero no por ello menos lujoso, impulsado, curiosamente, por cuatro motores de origen ruso donados por Brezhnev. Pese a todo, aún le quedaban algunos rasgos de admiración por el líder cubano, que se plasman cuando lo comparaba con lo que él llama "tiranos de opereta" como Muamar el Gadafi o Kim Il-sung o recuerda que, cuando departió con algunos soldados cubanos destinados en Angola, era como ver a "Napoleón hablando a sus veteranos".

Relata también que Castro estuvo al borde de la muerte en dos ocasiones durante el tiempo en que fue su guardaespaldas, ambas, por enfermedad. La primera, en 1983, por una úlcera cancerosa en el intestino. La segunda, nueve años después, con los mismos síntomas de la primera pero mucho más exagerados. Tanto, que en esa ocasión llegó a hablarse de la posibilidad del fallecimiento del líder cubano e incluso se avisó a su hermano Raúl, algo que no había sucedido en la primera ocasión. En ambas ocasiones, la presencia de un "doble" convenientemente disfrazado resultaría providencial para evitar que el delicado estado de salud de Castro trascendiera más allá de su círculo más íntimo.

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Comentarios 2

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ojo
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Manejaba un buen kalashnikov, jejejeje

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#1
BEN
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CLARO Y EN AMBAS GRAVES ENFERMEDADES, SE DESPLAZO SOLOCITO UN ESPECIALISTA DE UN HOSPITAL DE MADRID QUE CONSIGUIO PROLONGAR SU VIDA UNA DECADA AL MENOS

.EL SIMPATICO CIRUJANO NO TUVO NADA MEJOR QUE HACER EL BIEN SALVANDO AL SATRAPA....CREO QUE SIGUE EJERCIENDO AUNQUE NO

RECUERDO SU NOMBRE....ASI TE PUDRAS CABON-

Puntuación -10
#2