Lo que el matrimonio le quitó se lo devuelve Vogue. La diseñadora recibió la noche del jueves un premio, porque sí, en la fiesta de esa publicación, celebrada en el palacio de Santoña en el centro de Madrid.
La revista entregaba sus premios anuales a los mejores productos de las mejores firmas de joyería de España como Tous, Rabat o Rólex. Premiar a Ágatha era recompensar su generosidad o el desaire que supuso que en el último número de la revista se publicara un reportaje con la feliz vida familiar de la empresaria, su marido y sus hijos cuando, pocas horas después, Pedro J. anunciaba a su esposa que la dejaba porque se había enamorado de una abogada, miembro del consejo de administración de El Español, el digital que creó y dirige Ramírez después de su salida de El Mundo.
Hace unos días, la diseñadora presentaba en El Corte Inglés de Castellana su nueva colección de ropa de casa para los grandes almacenes, pero su comparecencia fue breve y discreta. Agatha regresó el jueves al photocall de un semanario que simboliza la elegancia y la exclusividad. Y lo hacía vestida con uno de sus modelos más bonitos y emblemático, de rosa y metal,y con tacones de vértigo.
Sus hijos Cósima y Tristán y algunos de sus mejores amigos quisieron estar con ella para demostrarle su apoyo y lealtad. Agatha ha vuelto en el mejor de los escenarios y lo ha hecho para quedarse, para quedarse compuesta y sin marido pero con la cabeza bien alta.

