El futbolista galés alquiló el ibicenco islote de Tagomago por 500.000 euros para, una vez allí, pedir matrimonio a su novia, Emma Rhys-Jones, quien celebraba acompañada de amigos y familiares su 27 cumpleaños.
La pedida de mano tuvo lugar en la única finca que hay en la isla. Se trata de la villa de lujo de Matthias Kühn, empresario alemán y novio de Norma Duval. El complejo cuenta con cinco habitaciones dobles, faro propio y helipuerto. Durante su estancia allí, Bale contrató de un servicio de veinticuatro horas formado por dos cocineros, un mayordomo personal, dos criadas, un capitán de barco, un jardinero y un mecánico.
La elección de este incomparable marco no le pudo salir mejor al madridista, ya que su chica y madre de sus dos hijas aceptó la proposición, tal y como el propio jugador reveló en Instagram: "Ella dijo que sí", escribio junto a tres imágenes junto a su prometida y amigos de la pareja.

Bale y Emma se conocieron a los once años, cuando ambos cursaban sus estudios en el Wintchurch High School de Cardif, y desde entonces no se han separado, convirtiéndose en una de las parejas más solidas del universo del balompié. La humildad de Gareth, quien creció en un entorno alejado del lujo y el dinero, junto con el profundo sentido de la familia que tiene Emma, quien no se encuadra en el prototipo de otras WAGs, son dos factores clave a la hora de formar este rígido núcleo familiar.
"Es una mujer completa y familiar". Así define a Emma su abuela Grace Rhys-Jones, mientras que Theresa Thomas, vecina de ellos en Cardiff, explica: "Es una pareja normal a la que le ha sucedido algo extraordinario". Estas palabras ensalzan la condición humilde de ambos, quienes no han cambiado un ápice pese a los diez millones de euros que cobra el galés, según revelan personas de su entorno.

Morena, natural y muy estilosa, Emma Rhys-Jones es la segunda de cinco hermanos, a los que se encuentra muy unida. Tanto que son habituales sus viajes a Gales para visitar a su familia.
Con la petición de matrimonio, Bale y Emma consumarán por fin su amor en el altar. Ya lo intentaron una vez en el verano de 2013. Sin embargo, finalmente se vieron obligados a posponer la boda por la inesperada detención del padre de Emma, Martin, como sospechoso de fraude y blanqueo de dinero a nivel mundial.
