El mítico jugador y entrenador del F.C Barcelona, que padecía un cáncer de pulmón, ha fallecido este jueves en Barcelona, a los 68 años de edad. Lo ha hecho rodeado de su familia, que no se ha separado de él en los últimos meses. Cruyff, casado con Danny Coster desde hace más de 40 años, deja atrás tres hijos desolados y ocho nietos que eran el motor de su vida.
Desolados, tristes e inconsolables. Así se encuentran los familiares de Johann Cruyff, que ha fallecido en Barcelona este jueves, a los 68 años, víctima de un cáncer de pulmón. Su mujer, Danny Coster, y sus tres hijos, Chantal (46), Susila (43) y Jordi (41), llevaban meses dedicados en cuerpo y alma al cuidado de su patriarca familiar, para el que pedían "respeto y privacidad" el pasado mes de octubre.
"A lo largo de estas últimas semanas, Johan Cruyff se ha sometido a diversas revisiones médicas en un hospital de Barcelona. Durante estas revisiones, se le ha diagnosticado cáncer de pulmón. Por respeto a la privacidad de Johan y su familia, y por el hecho de que las pruebas aún no se han terminado, no se realizarán más anuncios por el momento. Confiamos que en esta ocasión, sí se respete la privacidad de Johan y su familia. Una vez finalizados estos exámenes se informará al respecto", decía el comunicado facilitado por los suyos el pasado mes de octubre a los medios de comunicación.
El ex jugador 'orange' estaba casado con Danny Coster, una imponente holandesa alta, rubia y de brillantes ojos azules que le dio el "sí, quiero" en 1968. Junto a ella se afincó en 1973 en Barcelona, donde construyeron una gran familia que consta de tres hijos y ocho nietos.

Tras su retirada profesional del mundo deportivo, Cruyff estaba completamente volcado en su familia, a la que adoraba. Hace unos meses inauguró una tienda de su marca de ropa, en la que estuvo custodiado por sus nietos mayores, Luca y Jesjua: "Soy un abuelo muy feliz", decía entonces. Orgulloso de sus nietos, sonreía de oreja a oreja cuando hablaba de ellos: "Son la hostia", aseguraba.

No era la primera vez que Cruyff se enfrentaba a un grave problema de salud. En 1991, fue sometido a una operación a corazón abierto tras una insuficiencia coronaria, lo que marcó un punto de inflexión en su manera de ver la vida. Dejó el tabaco, se abonó a sus famosos chupa-chups y se aficionó al golf, deporte en el que competía.