El Congreso exhibe una variedad estética insólita desde que se constituyó hace una semana. Las rastas y los atuendos de algunos de los nuevos parlamentarios, que hoy a más de uno le parecen impropios para los representantes del pueblo soberano, tal vez no llamen tanto la atención con el paso del tiempo, una vez que se normalice la presencia en la cámara baja de diputados y diputadas ajenos a lo que hasta hace poco muchos entendían como el dress code de los políticos.
Lo mismo ocurría hace años con los tatuajes: los cronistas parlamentarios no hubieran dado crédito hace apenas un par de décadas a una presidenta de comunidad de Madrid, de más de 50 años, que exhibiera públicamente alguna de sus marcas en la piel.
Ni la izquierda ni el centro ni la derecha cuentan con el monopolio del tatuaje 'ideológico' aunque la campeona de los políticos españoles pertenece al partido de Rajoy, al menos de entre los más conocidos: Cristina Cifuentes tiene al menos cinco símbolos sobre su piel, que pocas veces enseña. La temática varía, desde unas letras chinas en la muñeca a un tribal o motivos menos enigmáticos como una rosa, un sol o una estrella. Al otro lado del arco ideológico tenemos al alcalde de Cádiz, José María González el Kichi, exhibe en su antebrazo las letras AG/KG. Son las iniciales de su hijo mayor y del propio Kichi, y están escritas con la mítica tipografía de los AC/DC. Sergio Pascual, secretario de organización de Podemos y ahora diputado, luce en su antebrazo un perro y una rana. Simbolizan la fidelidad y el cambio.
La que fuera la líder de los socialistas españoles en el Parlamento Europeo, Elena Valenciano, se hizo un tatuaje cumplidos los 40. Su hija quería hacerse uno, la acompañó, y ella acabó con una mariposa en uno de sus hombros.
Como en el caso de Valenciano, los políticos españoles que se ha atrevido a lucir marcas suelen elegirlas discretas y pequeñas. Borja Sémper, presidente del PP de Guipúzcoa, lleva tatuada en su antebrazo antebrazo derecho la frase 'ha salido el sol', aunque no la deja ver a menudo.