La Primera Dama de Cataluña es fiel creyente del mundo de los espíritus, al que recurre de manera habitual. De hecho, su marido se hizo con la Generalitat con el Gallo de Horezu en el bolsillo, una mítica cerámica rumana que otorga buena suerte.
Marcela Topor tiene 38 años, es rumana, filóloga, periodista, madre y también 'bruja'. Eso han asegurado sus amigos más cercanos en el diario La Razón: "Es una especie de maga". Al parecer, su pasión por los viajes y por el movimiento independentista catalán conviven muy de cerca con el mundo de los espíritus, del que la esposa de Puigdemont es una fiel creyente. Y no de ahora, sino desde que era bien pequeña. Topor nació en el seno de una familia humilde, de padre artesano maderero, y fue educada en las tradiciones más puras de su Rumanía natal. De religión ortodoxa, participa activamente de los ritos ancestrales rumanos, con bailes folclóricos, comidas típicas y poderosos amuletos de por medio, como el que llevó Puigdemont en su toma de posesión en la Generalitat de Cataluña: un Gallo de Horezu, una mítica y oscura cerámica de la región de Bucovina que augura buena suerte.

Y es que la pasión por lo espiritual y lo desconocido no es exclusiva de Topor. Su marido la comparte y al parecer desde mucho antes de conocerla: según algunos de sus compañeros de colegio, le gustaba vestirse de nigromante y leer libros de magia. Ahora está casado con una mujer que afirman es "profética" y que "predice el futuro en función de la naturaleza", tanto que adelantó a sus más allegados que su marido llegaría a lo más alto de la política catalana.
Topor y Puigdemont se conocieron en 1998, cuando ella era actriz en la compañía británica Ludic Theatre, que actuaba en Gerona con la obra King Dies. Tienen dos hijas, Magali (8) y María (6), cuya crianza combinan con sus apretadas agendas, ya que mientras él dicta el rumbo de Cataluña, ella escribe sendos artículos en Catalonia Today y El Punt Diari.
Juntos viajan varias veces al año a la región de Bucovina, una de las más recónditas de Transilvania, donde disfrutaron de su luna de miel tras su boda en el Monasterio rumano de Maramures y donde los ritos ancestrales siguen a la orden del día. La pasada primavera realizaron este viaje junto a Joan Laporta, uno de sus amigos más íntimos.