El líder independentista se ha refugiado en la localidad de Fornells, donde ya veraneaban su padre y su abuelo, para relajarse y recargar pilas de cara al nuevo curso electoral.
Relajado, tranquilo, sonriente... Viéndolo así cuesta creer que sea uno de los políticos más guerreros y polémicos del panorama pero, claro está, Menorca no es el Parlament. Artur Mas se ha dejado ver como un turista más en la pequeña localidad de Fornells, en compañía de su esposa, Helena Rakosnik. La pareja, muy discreta, disfrutó de una jornada marinera en una pequeña cala a la que accedió en una embarcación alquilada para la ocasión. El líder independentista, ataviado con un bañador azulón, demostró estar en muy buena forma nadando desde el navío anclado hasta la costa, donde se relajó para tomar el sol y sumirse en sus pensamientos, puestos, a buen seguro, en el próximo 27 de septiembre, día de las elecciones al Parlamento de Cataluña.

Fornells ya forma parte de la tradición familiar de los Mas, que veranean allí desde 1965. Eso sí, las excentricidades y los caprichos los deja en Barcelona porque sus vacaciones son de lo más discretas. Estos días, el líder de Convergència y su esposa se han hospedado en el hostal S?Algaret, un pequeño establecimiento de dos estrellas con diez habitaciones donde se sienten como en casa. Mas ha estado alternando sus vacaciones entre Menorca y su casa familiar de Vilassar de Mar (Barcelona), un inmueble de tres plantas que heredó de su bisabuelo paterno y al que se escapa prácticamente cada fin de semana, siempre que su agenda se lo permite.