Como antaño, Cannes no se olvida de la sección Cannes Classics, dedicada a las películas clásicas que han sido restauradas. En esta edición se podrán ver Cantando bajo la lluvia (1952), La mama et la putain (1973), dirigida por Jean Eustache, o El proceso (1962), con Orson Welles como máximo responsable. Cine de altos vuelos para un público que no se olvida de las causas por las que las películas son consideradas el séptimo arte, a pesar de pandemias, plataformas de pagos y demás inclemencias.
Solo hay que imaginarse por un momento que se está en Cannes, que no se es ni crítico, ni periodista, y que la agenda está en blanco. Más allá de la Sección Oficial, de 'un certain regard' sin obligaciones profesionales, se puede acercar a la sección Cannes Classics y recuperar cintas de hace décadas, que no se han ido por la cloaca del olvido y que ofrecen versiones restauradas. Y a lo mejor resulta que sus vidas no se acabaron el día de su estreno.

¿Qué decir de El Show de Truman (1998)? Aparte de ser una de las mejores películas del director Peter Weir y de su protagonista, Jim Carrey, fue una visionaria de lo que estaba por venir: la televisión convertida en un reality show que, en el caso de la película, el protagonista ni siquiera lo sabía. Toda su vida está guionizada, hasta que se topa con la realidad. Se puede ver en Amazon Prime Video o alquilar por 3,99 euros.
Cantando bajo la lluvia (1952) es otra. Dirigida por Stanley Donen y Gene Kelly, que también es protagonista junto a Debbie Reynolds y Donald O'Connor, narra con emoción, fuerza y frescura una de las transiciones, una más pero la primera, del cine mudo al cine sonoro. Sus dos candidaturas al Oscar saben a poco, pero los números musicales perduran en el tiempo. Disponible en Amazon Prime Video.

Entre las películas restauradas está La maman et la putain (1973), dirigida por Jean Eustache e interpretada por Jean-Pierre Léaud, el actor fetiche de Truffaut. Es la historia de un triángulo amoroso en el que él se deja hacer o, quizá, se deja llevar. Vive en la casa de su amante Marie, pero no renuncia a Veronika. El filme se convirtió en un suceso en Francia y Eustache dijo antes de suicidarse: "Las películas que hice son autobiográficas, tal como la ficción puede serlo".

También hay lugar para Vittorio de Sica, uno de los padres del neorrealismo y El Limpiabotas (1946). Es la historia de un niño perseguido y víctima de falsas acusaciones. Se centra, sin enfatizar y con un estilo sencillo, en la miseria y en la vida de los marginados.

Y no se puede olvidar El proceso (1962), de Orson Welles, y con un actor no demasiado alabado, Antohny Perkins, porque aún tenía en la mochila el peso de Psicosis (1960). Todos veían en él a Norman Bates, lo que resultó una rémora en su carrera. En esta cinta sigue sufriendo, ya que interpreta a un hombre que es arrestado y juzgado sin que se sepan los cargos de los que se le acusan.
Y no hay que olvidarse de los documentales Joanne Woodward y Paul Newman por Ethan Hawke, Romy, Femme Libre y L'Ombre de Goya. Un festival de cine paralelo que es imprescindible.