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Muere la cantante de ópera Teresa Berganza a los 89 años

La prestigiosa mezzosoprano madrileña ha muerto este viernes 13 de mayo en la capital, según ha confirmado su hijo a El País. Teresa deja un inmenso legado de papeles líricos, siendo Carmen de George Bizet, uno de sus trabajos más memorables.

Teresa llevó por los escenarios del mundo su brillante técnica que la elevó al podio de los mejores cantantes operísticos del siglo XX, un virtuosismo que ella achacaba a su don innato y a la disciplina, que defendió con ahínco: "Yo soy música antes que nada", proclamaba

Nacida en Madrid en 1933, Teresa estudió piano, armonía, música de cámara, composición, órgano y violonchelo. En 1957, a los 24, ofreció su primer recital en el Ateneo de Madrid; y ese mismo año contrajo matrimonio con el pianista Félix Lavilla, con quien tuvo tres hijos: Teresa, Javier y la soprano Cecilia Lavilla. 

Berganza, que confesaba que le hubiera gustado ser "la amante de Mozart" para que le hubiera escrito "una canción", se divorció dos veces: "Lo que tendría que haber hecho es no casarme", decía.

La mezzosoprano paseó su voz por la Scala de Milán, la Ópera de Viena, el Covent Garden de Londres y el Metropolitan de Nueva York. Fue Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1991 junto a Victoria de los Ángeles, Montserrat Caballé, José Carreras, Alfredo Kraus, Plácido Domingo y Pilar Lorengar. En la foto inferior, con la reina Letizia, en 2015, en la Fundación Princesa de Asturias en Oviedo.

Teresa, artista y diva de gran temperamento y presencia en la escena, fue pionera al ingresar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, siendo la primera mujer académica en esta institución. Especialista en Mozart, fue un referente en la recuperación de Rossini, con sus interpretaciones de Cherubino en Le Nozze di Figaro, Dorabella en Cosi fan tutte y Sesto en La Clemenza di Tito

Fue profesora titular de la Cátedra de Canto en la Escuela Superior de Música Reina Sofía. En 2008 anunció su retirada de los escenarios, al quedarse sin voz durante un espectáculo en Santander por la preocupación por la operación de una de sus nietas. 

A los 80 años presumía de ser tan apasionada como de joven y de llamar a las cosas por su nombre: "Soy la mala, la oveja negra de la lírica", por "decir lo que siento", confesaba. Sobre la polémica de las acusaciones por acoso sexual a Plácido Domingo nunca quiso opinar. "Me da mucha pena porque lo quiero y es mi amigo", afirmaba.

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