Sobre el papel, The First Lady es una de las series más esperadas del año y de las que han creado más expectativas. El reparto es uno de los mejores alicientes con Michelle Pfeiffer, Viola Davis y Gillian Anderson a la cabeza. La guinda, si los guionistas han tocado las teclas adecuadas, es que se centra en tres de las primeras damas más queridas de Estados Unidos. No ensombrecieron a sus esposos, pero sí buscaron un lugar propio en la Casa Blanca, más allá de organizar cenas y actos sociales. Pfeiffer encarna a Betty Ford, Davis a Michelle Obama y Anderson a Eleanor Roosevelt.
Viola Davis, conocida principalmente en nuestro país por la serie Cómo conocí a un asesino, gestó este proyecto durante la pandemia. Se dijo a sí misma: "Estoy lista para hacer algo que me despierte, sea bueno o malo", comenta. Para ella fue un incentivo, ya que se sentía aletargada en su profesión porque, como ella confiesa, "a veces necesitas esto para descubrir tu pasión por el trabajo de nuevo". Es más, se reservó para ella un papel bastante pintón, el de Michelle Obama.

Todo el mundo la conoce. Fue una de las primeras damas más activas durante el mandato de su esposo, Barack Obama, y con más iniciativa aparte de sus obligaciones oficiales. La cámara la quería y ella se movía con soltura delante de ella. Poco importa que fuera en entrevistas o que se interpretase a sí misma en comedias como Parks and Recreation.

Betty Ford (Pfeiffer) también tenía su alcance mediático pero por otras razones: era alcohólica y nunca tuvo problemas para reconocerlo en público. Así lo reconoce la propia actriz. "Realmente solo conocía el Betty Ford Center (una clínica privada especializada en el tratamiento y la rehabilitación de adicciones a las drogas y al alcohol)". Betty tampoco tuvo reparos a la hora de hablar sobre su cáncer de mama y de las enfermedades mentales. En pocas palabras, ofrecía una imagen nada edulcorada ni artificial.
La admiración de Pfeiffer por Ford creció mientras se preparaba para el papel. Betty se convirtió en primera dama en 1974, cuando Gerald Ford juró como presidente tras la renuncia de Richard Nixon en medio del escándalo Watergate. Y, ella, con su particular forma de ser, convirtió su estancia en la Casa Blanca en una especie de catarsis personal y social, ya que no obviaba comentar temas tabú.

Gillian Anderson, que en los últimos años se ha especializado en meterse en la piel de personajes históricos como Margaret Thatcher en The Crown, se mete en la piel de Eleanor Roosevelt, la esposa de Franklin D. Roosevelt, el presidente que lideró a su país durante la Segunda Guerra Mundial.
Anderson hace algo parecido a un pseudo análisis psicológico de su personalidad: "Era tan impredecible porque creció entre Inglaterra y los Estados Unidos".
Como anécdota hay que subrayar que Anderson, para parecerse a Roosevelt, tuvo que usar dientes falsos. Probó distintas versiones creadas en Londres. "A veces se veían completamente ridículos". Finalmente se encajaron las piezas, nunca mejor dicho.
Eleanor era un personaje fascinante. Cuando su esposo tuvo una enfermedad que le paralizó las piernas, le sucedió en numerosos actos, por lo que su popularidad y el respeto que le tenían los estadounidenses creció.
Tenía sus propios pensamientos y no dudaba en decirlos aunque fueran impopulares. Defendía con fervor los derechos civiles de los afro estadounidenses. Fue la primera dama en celebrar conferencias de prensa periódicas, escribir una columna diaria en un periódico y un semanal en una revista. Además, presentó un programa de radio. También discrepó públicamente sobre algunas decisiones de su esposo. Cuando este falleció no dejó de estar presente en política. Presionó al Gobierno Federal de EE.UU para unirse y apoyar a las Naciones Unidas y se convirtió en la primera delegada.
La primera temporada de The First Lady se estrena en España el 28 de abril, en Movistar Series+.