El hijo de Naty Abascal y el fallecido duque de Feria es uno de los protagonistas de la crónica social de los últimos días por el escándalo de las mascarillas que investiga la Fiscalía Anticorrupción. Luis Medina llevaba seis años alejado del foco mediático, cuando decidió alejarse de las 'alfombras rojas' y adoptar un perfil más discreto, precisamente tras ser el centro de una sonora polémica en redes sociales.
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Sucedió en febrero de 2016. Entonces, el empresario utilizaba su perfil en Instagram para compartir su día a día y fue precisamente una de sus publicaciones la que dio paso al escándalo. Medina compartió una imagen en la que aparecía con un nutrido grupo de amigas, entre las que se encontraban María Zurita (prima del rey Felipe VI), Alejandra Rojas (ex novia de Medina) o Alejandra Silva (la mujer de Richard Gere) con un hastag que dio la vuelta a las redes: "Daros por folladas".

El aluvión de críticas fue instantáneo: "No te pega nada ese comentario", "Qué comentario más feo", "Qué soez", "Viva la elegancia"... El revuelo fue tal que Medina decidió cancelar sus perfiles y, que se sepa, no ha vuelto al mundo virtual.
Un capítulo desagradable que disgustó profundamente al aristócrata y a su exquisita madre pero que ahora parece una anécdota de poca importancia viendo la que tiene encima. Y es que Medina tendrá que declarar como investigado el próximo 25 de abril por el escándalo de las mascarillas. Está acusado de tres delitos (estafa, falsedad documental y blanqueo de capitales) tras haber cobrado un millón de euros en concepto de comisión por haber intervenido en la compra-venta de mascarillas y test covid en plena pandemia con el ayuntamiento de Madrid.

Una ristra de delitos al que podría unirse también el de alzamiento de bienes ya que, según Agencia Tributaria, Medina ordenó sacar el dinero de España apenas cuatro días después de cobrarlo. El hijo de Naty Abascal utilizó algo más de 300.000 euros para comprar un yate de lujo; el resto lo transfirió a una entidad bancaria de Países Bajos en tres movimientos de 93.000 euros cada uno. El juez no ha podido embargar sus cuentas porque en ellas tan solo figuran 247 euros, a pesar de que ingresó 2.126.727 euros en el ejercicio de 2020.
