La Semana Santa en Sevilla ha sido siempre la mejor ocasión de Naty Abascal para recibir invitados en su casa, cercana al palacio de Pilatos. A la mansión de su familia política, los Medinaceli, acuden amigos y personajes importantes que llegan de fuera de España para vivir esos días únicos en el mundo y sentir en la primavera de Sevilla ese 'olor especial' de sus naranjos en flor, esa mezcla de silencio, fervor y fiesta en sus calles y terrazas, la emoción de las procesiones y las fachadas engalanadas de quienes convierten sus balcones en escenario privilegiado del espectáculo religioso. Nada igual existe en ningún otro sitio de España, además de la extraordinaria belleza de la ciudad.

Naty y sus hijos han sido cada Semana Santa los perfectos anfitriones de sus amistades. Pero este año Rafael y Luis tenían planeado acercarse al puerto de Sotogrande para navegar algún día en el Feria, el velero que lleva el nombre del ducado de la familia Medinaceli, título que ya llevaron su abuelo y su bisabuelo, aficionado este último a la caza y a la navegación.

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Pero justamente este barco, comprado por Luis Medina con parte del millón que cobró de las comisiones por la compra de mascarillas, ha dejado Sotogrande por el puerto de Gibraltar, un sitio más protegido de la amenaza del juez que lleva el caso, quien ha decidido embargarlo aunque no confiscarlo, lo que significa que podrían usarlo sus dueños, pero no venderlo. Por si acaso, los Medina no se atreven a sacarlo al mar. La imagen de los dos hijos de Naty disfrutando del velero, aumentaría el escándalo mediático que han supuesto los sobrecostes como mediadores, cobrados por Luis y su presunto socio, Alberto Luceño, que vendieron al Ayuntamiento de Madrid.

La Semana Santa de Naty y sus hijos, al menos la de Luis y su madre, ha acabado finalmente en el Algarve portugués, como ya adelantamos. La ex modelo tiene dos casas. Una, donde pasa siempre parte de sus vacaciones, y otra que alquila a muy buen precio. Portugal está de moda y aquella zona está muy cotizada. Unas vacaciones tranquilas y discretas, aunque preocupantes para Naty y sus hijos. El lunes 25 de abril, Luis Medina y Luceño están citados a declarar ante el juez Adolfo Carretero, al que deberán explicar el porqué de esos precios desorbitantes que cobraron por los test de antígenos, mascarillas y guantes, que encima estaban defectuosos. Una operación que les hizo millonarios con una simple llamada telefónica al primo del alcalde de Madrid.
