El creciente protagonismo mediático de Victoria Federica no gusta en el entorno del palacio de La Zarzuela, poco acostumbrado a este tipo de exhibicionismos.
Dicen que el padre de la figura emergente de la familia real está encantado con el relumbrón de su hija, no así la infanta Elena, que considera que Vic debería mantener un perfil más discreto. Como ella.
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Pero la sobrina de Felipe VI está encantada con su nuevo rol de socialité indispensable en las grandes fiestas. Además, cuentan que su cotización sube como la espuma y que podría estar cobrando unos seis mil euros cada vez que aparece en actos sociales.
No me creo que haya posado gratis para la revista Elle, cuando podría haber cobrado una alta cantidad si se hubiera decantado por la revista del saludo. Lo que parece muy claro es que a la nieta de don Juan Carlos le vuelve loca la vida fácil y el lujo. Aquella niña temerosa y súper tímida de hace poco más de un año se ha transformado en una joven con demasiado desparpajo. Le han pulido el carácter en la agencia que la representa, la misma que lleva a influencers como María Pombo y Laura Matamoros.
Una empresa que ya le está preparando a Vic proyectos relacionados con grandes marcas del mundo del lujo, al que tan adicto es su propio padre. En él, ha encontrado su hija el mejor maestro para moverse en un universo lleno de glamour.